Boric llama al diálogo para definir la gobernanza del litio y los salares tras presentar su plan nacional

El presidente de Chile, Gabriel Boric, llamó ayer a un «proceso de diálogo y participación para recoger las visiones y saberes» que contribuyan a definir una gobernanza del litio y los salares en el país sudamericano, después de que la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), la principal organización empresarial chilena, se mostrara crítica ante la estrategia nacional del litio anunciada el jueves por el mandatario y que da al Estado un papel relevante en todo el ciclo productivo del mineral, una de las materias primas más codiciadas en el mundo.

La nueva estrategia, con la que Boric cumple una de sus promesas electorales y que comenzó a aplicarse desde ayer con un acto en Antofagasta, capital de la región donde se ubican las reservas, contempla la participación del Estado en todo el ciclo productivo con la creación de una empresa nacional del litio; la colaboración público-privada, aunque con control estatal, en la exploración, explotación y creación de valor agregado; el uso de nuevas tecnologías que minimicen el impacto en los ecosistemas; el involucramiento de las comunidades aledañas en las faenas mineras; y «la promoción de la producción de productos de litio con valor agregado», dijo Boric.

A pesar de que en Chile hay 63 salares y lagunas salinas, hoy solo se explota uno, el salar de Atacama, el más grande de Chile y tercero del mundo y que concentra el 90% de las reservas de litio en el país. Su explotación está en manos de dos empresas: la Sociedad Química y Minera SQM, controlada por la china Tianqi y el yerno del exdictador Augusto Pinochet, Julio Ponce Lerou; y la estadounidense Albemarle.

Boric se refirió al salar de Atacama, asegurando que se respetarán los contratos privados vigentes hasta 2030, pero encargó a la empresa estatal del cobre Codelco buscar la participación estatal en la extracción allí antes de esa fecha.

Chile es el segundo productor mundial de litio, por detrás de Australia. Representa el 30% de la producción del mercado global, y desde el Gobierno valoran el enorme potencial del país, ya que se pueden explotar aún más sus salares y lagunas salinas, manteniendo siempre el límite entre la capacidad extractiva y el cuidado medioambiental.