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DE REOJO

Las ensaimadas


Hay revuelo en Mallorca con las ensaimadas. Una línea aérea prohibió llevar las ensaimadas como equipaje de mano a no ser que fueran las compradas ya en el aeropuerto, puesto que deben tener algún convenio con alguna pastelería industrial para ello. Se temió que esta arbitraria disposición cundiera en otras compañías y se desató un movimiento de protesta. La costumbre turística más extendida es comprar las ensaimadas en pastelerías que tienen fama de hacerlas de manera exquisita y viajar con ellas en la mano. No había problema, hasta que empezó a haberlos. Y la ensaimada forma parte importante del producto interior bruto de las islas Baleares además de transportarse en unas cajas de autopropaganda innegable. ¿Puede ser este un tema electoral local? ¿Podemos sacar alguna moraleja de esta situación o la debemos convertir en una circunstancia paradigmática de una tierra de sol, alcohol y ensaimada como reclamo turístico? En este tramo del esperpento electoral en el que arrastra más una ensaimada o unas actitudes racistas sobre un jugador negro del Real Madrid, Vinicius, que han llegado a estar presentes hasta en el G7, que cualquier propuesta sensata y posible relacionada con la vivienda o la sanidad publica, por lo que hay que fijarse en la vecindad mediterránea para mantenerse muy alerta, porque en Grecia ha ganado la derecha dura, casi duplicando a la que fue una izquierda resplandeciente hace muy pocos años. No hay que despistarse, hay que intentar parar todas las veleidades cercanas hacia esa extrema derecha que intenta colocar sus piezas por todas las grietas.