Tormento y redención

El escritor y director Paul Schrader se encuentra en un gran estado de forma creativo. Una segunda juventud en la que el firmante de los guiones de “Taxi Driver” o “Toro salvaje”, entre otros muchos, vuelve a dejar constancia de su cuidado estudio de personajes y en el que vuelven a aflorar los demonios internos que siempre le han acompañado.

En esta oportunidad, y alternando labores de dirección y guion, Schrader ha completado de manera impecable una trilogía que fue iniciada con el film “El reverendo”, prolongada por “El contador de cartas” y culminada con esta película en la que, al igual que las dos anteriores, topamos con un hombre que busca su redención.

ESPÍRITUS ATORMENTADOS

Al igual que el espíritu atormentado que parece acompañar siempre al director, sobre el personaje que encarna con maestría Joel Edgerton pesa la gran losa de un pasado terrible que parece no querer abandonarlo. El protagonista es un otrora temible supremacista blanco que tuvo la ocasión de buscar una nueva vía existencial reconvertiéndose en un metódico horticultor que trabaja para una viuda acaudalada a la que da vida una no menos excelente Sigourney Weaver.

La vida del personaje encarnado por Edgerton cambia por completo cuando irrumpe en su vida la sobrina de la mujer para la que trabaja. El director dosifica con cuentagotas la información relativa a sus personajes y utiliza las herramientas del cine negro para componer un microcosmo tenso, un polvorín humano cuya mecha está a punto de prender. Secuencias como las que nos muestran al jardinero escribiendo su diario en la soledad de su habitación y su constante presencia y mirada gélida, otorgan un gran empaque dramático a un filme rotundo y contundente.