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MI HERMANO PEQUEÑO

Sobrevivir en la trastienda europea


La directora de “Bienvenida a Montparnasse” vuelve a incidir en una realidad cercana a ella. En esta oportunidad, ha tomado como referencia las peripecias que vivió su compañero sentimental, para elaborar un relato coral en torno a los graves problemas que debe acometer la comunidad inmigrante que dejó atrás África en un intento por reiniciar sus vidas en Europa.

La trama se escenifica en los años 80 y está protagonizada por una mujer procedente de Costa de Marfil que, tras romper con su pareja, se establece a las afueras de París. Alojada en una pequeña habitación y trabajando como camarera en un hotel, la protagonista intenta sacar adelante a dos de los hijos que pudo sacar de su tierra natal.

IMPERFECTA PERO NECESARIA

Sin paternalismos y adoptando una visión a ratos surreal y otras desconcertante, Léonor Serraille elabora en este su segundo trabajo tras la cámara una misma historia pero narrada a partir de tres miradas diferentes, la de la mujer y sus dos hijos.

Mediante unas secuencias cargadas de sensibilidad -como la del baile-, la directora nos recuerda las dificultades de quienes son mirados con recelo y las del racismo imperante en una sociedad hipócrita. El notorio desequilibrio que se produce en el metraje viene marcado por la intención, no del todo lograda, por parte de Serraille de aportar una nueva perspectiva a un tema que ya ha sido tratado en diferentes ocasiones.

El filme conmueve, eso es innegable, pero hay situaciones llevadas a extremos que resultan un tanto chocantes y ello provoca que la narración se resienta y resulte poco comprensible. Por otro lado, resulta obligatorio resaltar las notables interpretaciones que realizan los tres protagonistas de este filme doloroso y necesario, a pesar de sus imperfecciones.