Si existe, la verdad tiembla

La Inteligencia Artificial ha demostrado su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y encontrar patrones complejos que escapan a la comprensión humana. Esto ha llevado a avances significativos en campos como la medicina, donde los algoritmos pueden diagnosticar enfermedades con precisión y ayudar en la toma de decisiones clínicas. Sin embargo, a medida que la IA se vuelve omnipresente, también surgen preocupaciones legítimas. La cuestión de la transparencia y el sesgo algorítmico es crucial. A medida que los sistemas toman decisiones importantes que afectan a nuestras vidas, es fundamental comprender cómo se llega a esas conclusiones. Los algoritmos de IA deben ser transparentes y explicables, y se deben evitar los sesgos inherentes para garantizar una toma de decisiones justa y equitativa».

Lo que han leído hasta ahora está redactado por un chatbot de inteligencia artificial. Es un fragmento de la respuesta de ChatGPT a esta pregunta de un servidor: «¿Puedes escribir un breve artículo de opinión sobre la inteligencia artificial?». Desde el punto de vista formal, la factura resulta correcta. Acaso no sea brillante, pero el estilo es fácilmente asumible para el lector medio y apenas deja pistas que nos hagan sospechar que quien escribe es, en realidad, solo una máquina. Y si analizamos el contenido, ocurre lo mismo. Arranca con un planteamiento neutro sobre las capacidades de la inteligencia artificial; a continuación, subraya las posibilidades que ofrece esta tecnología a la sociedad y, lejos de rehuir el debate, aborda los riesgos que comporta desde el punto de vista ético para terminar proponiendo una solución racional.

Nos encontramos ante la tecnología más potente que ha generado el ser humano hasta la fecha. En apenas unos segundos, es capaz de generar contenidos estructurados, coherentes, verosímiles. Perfectamente útiles. En cualquier ámbito, desde el científico hasta el cultural, pasando por el de la educación o la información. Nos encontramos, en realidad, ante la mayor amenaza que la verdad ha tenido que afrontar en la historia de la civilización.