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OSASUNA

La negativa de Braulio a la oferta del Sevilla fortalece el actual proyecto rojillo

El técnico gallego renovó hace año y medio, prolongando su compromiso, junto al secretario técnico Cata, hasta junio de 2026 con el club navarro.

Braulio Vázquez, en su última comparecencia pública. (FOKU)

Después de un fin de semana un tanto agitado por la posibilidad de que el director deportivo osasunista, Braulio Vázquez, hiciese las maletas ante la oferta del Sevilla, este finalmente continuará en Osasuna. El técnico gallego ha preferido darle continuidad a su etapa en la entidad rojilla, con la que ya se comprometió en su momento hasta 2026, pues siempre ha manifestado encontrarse muy a gusto en Iruñea.

Su decisión, poco habitual en un mundo como es el del fútbol de élite, gobernado por el poder del dinero, no hace sino reforzar el actual proyecto rojillo, que ha ido creciendo a pasos agigantados con la llegada de la dupla Jagoba Arrasate-Bittor Alkiza, hasta alcanzar la final copera y la clasificación para la Conference League el ejercicio pasado.

Precisamente, la incorporación de dicho cuerpo técnico ha sido uno de los aciertos más importantes de Braulio Vázquez desde que aterrizase en Osasuna en mayo de 2017, entidad en la que él también ha aprendido a empaparse de una filosofía diferente a la hora de entender esta modalidad deportiva.

Después de sendos trienios en Valencia y Valladolid, el de Pontevedra intentó aplicar en el club navarro el mismo método de trabajo, adoptando como primera decisión fichar a un técnico en clara trayectoria ascendente, Diego Martínez.

Sin cuestionar su capacitación profesional, pues mantuvo al primer equipo metido en la pelea por el ascenso prácticamente hasta el final, el preparador vigués no acabó de empatizar ni con el vestuario, ni con la prensa, ni con el resto de estamentos de la entidad osasunista, lo que precipitó su salida pese a tener un contrato por otra campaña más.

Aquello supuso una lección para Braulio, quien comenzó a comprender que se encontraba a los mandos técnicos de un club diferente, tanto por su singular propiedad, como por los gustos futbolísticos de sus aficionados.

GIRO DE TIMÓN

Esa percepción de la prioridad por generar un vestuario que también fuese un grupo familiar, en el que no se negociase el esfuerzo, condición sine qua non para los hinchas rojillos, y en el que se tuviese en cuenta la aportación de la cantera, provocó un giro de timón en el trabajo del máximo responsable técnico.

Acostumbrado a renovar plantillas a base de la realización de un gran número de fichajes -es lo que hizo en anteriores clubes y también en su primer mercado veraniego con Osasuna-, Braulio fue consciente de que en la entidad navarra gusta la estabilidad -léase mantener el bloque en la medida de lo posible-, algo de lo que también tenía que dotar al banquillo.

Nada mejor para ello que incorporar a un entrenador que ya había pasado por un equipo similar en cuanto a filosofía, como la Real, con talante conciliador y cercano, además de disponer de los suficientes conocimientos tácticos como para darle una amplia gama de variantes al equipo.

Y ahí acertó de pleno con la elección de Jagoba Arrasate, en lo que ha sido un guante para la mano rojilla y también un técnico con el que Braulio ha congeniado a las mil maravillas. Hasta el punto de defenderle a capa y espada en los peores momentos.