GARA Euskal Herriko egunkaria
CRÍTICA: «LA MAISON»

La trastienda de un burdel


Anissa Bonnefont, directora del largometraje documental “Olivier Rousteing, el huérfano prodigio” (2019), en el que abordó la figura del director creativo de la prestigiosa casa de moda Balmain, deja a un lado los territorios del cine documental para, desde una ficción un tanto apegada al género en el que se ha desenvuelto hasta ahora, abordar la trastienda de un burdel.

En concreto, la película se basa en las experiencias reales vividas en un burdel de Berlín por la periodista y escritora Emma Becker. En este relato en primera persona, la actriz Ana Girardot asume el papel de Becker dentro de un contexto dramático que hemos visto con anterioridad en filmes que, curiosamente, provienen de una filmografía como la del Estado francés, que se ha mostrado especialmente fertil en este tipo de temáticas: desde el clásico “Vivir su vida” de Godard, hasta propuestas más recientes como “Joven y bonita” de Ozon.

Girardot encarna el rol de una escritora que, tras publicar dos novelas, se encuentra con que no cuenta con presupuesto suficiente para sacar adelante un tercer proyecto literario, un libro en torno a la prostitución y sus trabajadoras. Para asumir este reto, opta por ejercer la prostitución para plasmar en su libro sus vivencias.

Bonnefont se muestra un tanto titubeante en su exploración, apostando por un estilo visual en el que imperan los desenfoques y las cámaras subjetivas. En su trasfondo argumental, “La maison” tampoco se revela expecialmente original ya que recurre a una lectura un tanto superficial y burguesa de la prostitución. En diversos tramos, da la sensación de que no ha querido ir un paso más allá de los clichés estéticos. Resulta más interesante la esforzada labor de las actrices y su empeño por aportar verismo a las difíciles situaciones que protagonizan.