Lo que otros no ven

La industria del entretenimiento persevera en su intento por encontrar un filón similar a la saga “Harry Potter” y todos sus intentos, hasta el momento, se han saldado con sonoros fracasos. En esta oportunidad le ha tocado el turno a los originales literarios de Tom Holt, los cuales han sido vistos como una prolongación en clave adolescente de las andanzas del niño mago imaginado por J.K. Rawling. En su beneficio, o detrimento, cabe reseñar que los originales literarios de Tom Holt -para los cuales se sirvió del seudónimo K.J. Parker- todavía no han sido publicados por nuestro lares, lo cual provoca que el espectador se acerque al filme sin excesivos prejuicios.

UNA EXTRAÑA COMPAÑÍA

Fantasía y aventura se dan cita en esta película que guarda cierto parentesco con las antológica “Los héroes del tiempo”, dirigida por el enloquecido Terry Gilliam en el año 1981, sobre todo en lo relativo a los continuos viajes espacio-temporales que realizan sus protagonistas. En esta oportunidad, topamos con una enigmática empresa llamada J.W. Wells & Co. y un joven becario que asume con sudores fríos su primer trabajo en dicha compañía y que, junto a una compañera del trabajo, sacará partido de lo que otros son incapaces de ver.

Detrás del proyecto se encuentra la compañía que fue creada por el ilustre marionetista Jim Henson, responsable de joyas del calibre de “Cristal oscuro” y “Dentro del laberinto”, lo que nos advierte que el filme se nutre de decorados fascinantes y un rico bestiario de criaturas animadas. Para dotar de empaque interpretativo al filme, se contrataron los servicios de intérpretes veteranos tan solventes como Sam Neill y Christoph Waltz. Irregular en su desarrollo tras un prometedor arranque, la película cuenta con cierto encanto artesanal, lo cual tal vez sea demasiado poco reclamo para el espectador adolescente actual.