GARA Euskal Herriko egunkaria

La muerte de un menor por disparos de la Policía en Nanterre incendia París

La indignación por la muerte del adolescente Nahel M. por disparos de la Policía en Nanterre amenazaba anoche con incendiar, por segundo día, las calles de la periferia de París y con extenderse a otras ciudades. El vídeo del agente -ya detenido- disparando a quemarropa al menor desmintió la versión oficial y obligó a Emmanuel Macron a cargar contra el responsable para rebajar la tensión.

Bomberos extinguen un coche incendiado, el martes por la noche en Nanterre. (Zakaria ABDELKAFI | AFP)

La muerte de Nahel M., de 17 años, por disparos de la Policía no es el único caso de brutalidad policial registrado en el Estado francés. Ni mucho menos. Datos de organizaciones humanitarias señalan que en los últimos doce meses, trece jóvenes habrían sido abatidos a tiros por negarse a obedecer, según la versión oficial, a los agentes que les ordenaban detenerse.

Pero la difusión de un vídeo grabado por un testigo que muestra cómo un policía disparaba a quemarropa a Nahel M. desmiente esta vez la versión oficial de que el agente utilizó su arma en legítima defensa cuando el menor intentó atropellarlos, y provocó importantes disturbios en la noche del martes y madrugada del miércoles en París.

La amenaza de que los incidentes se repitieran anoche llevó al presidente, Emmanuel Macron, a criticar la actuación del autor del disparo, que ya está detenido, en un intento de rebajar la tensión.

«Inexcusable»

Macron expresó su solidaridad con la familia del Nahel M. y subrayó que su muerte es «inexplicable e inexcusable». Insistió en que hay que impedir que «la situación se incendie», aseguró que «nada justifica la muerte de un joven» y pidió a la Justicia celeridad, pero serenidad, para establecer la verdad. Su primera ministra, Élisabeth Borne, fue más lejos al señalar que «las imágenes particularmente chocantes del control hacen pensar que no se ha respetado el marco de intervención legal» y avanzó que una vez que la Justicia determine lo que ocurrió «sacaremos las consecuencias».

Sus palabras parecen dejar entreabierta la posibilidad de una revisión de un polémico artículo de ley sobre la seguridad pública de 2017, elaborada en el contexto de la ola de atentados yihadistas, que aumentó los supuestos en los que las fuerzas del orden pueden recurrir a sus armas cuando no pueden inmovilizar por otros medios los vehículos que se saltan un control y que son susceptibles de atentar contra la vida o la integridad de otras personas.

No obstante, el titular de Interior, Gérald Darmanin, se pronunció en contra de la utilización política de la emoción generada, aunque pidió depurar responsabilidades.

Marine Le Pen, líder de la extrema derecha, tildó de «irresponsables» las palabras de Macron porque sacrifica principios constitucionales como la presunción de inocencia. También los principales sindicatos policiales criticaron a Macron y Borne al considerar que «ya han condenado» al policía detenido.

El líder de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, fue uno de los más duros en las formas, al señalar que «estas muertes comprometen la autoridad del Estado», que «la pena de muerte ya no existe en Francia» y que hay que castigar a los «policías asesinos».

«Homicidio voluntario»

El autor del disparo que mató de un disparo en el pecho al menor, un brigadier de 38 años, fue detenido unas horas después y está acusado de «homicidio voluntario».

En un primer momento había afirmado con su compañero haber hecho uso de su arma en legítima defensa porque estaban amenazados por el vehículo, una declaración desmentida por las imágenes de vídeo.

Nahel fue detenido el martes por la mañana por una pareja de motoristas de la Policía cuando conducía sin permiso un Mercedes deportivo amarillo de alquiler por las calles de Nanterre, en las afueras de París. Las imágenes del vídeo grabado por un testigo muestran que uno de los policías le apuntaba en ese momento con su arma por la ventanilla del conductor y que le disparó a bocajarro en cuanto arrancó el vehículo para huir, aunque no amenazaba la integridad de ninguno de los dos agentes.

Tras una noche de incendios y violencia en Nanterre y -la «banlieue» de París-, la Policía detuvo a 31 personas.

El Gobierno y los alcaldes de una docena de ciudades periféricas de la capital llamaron a la calma y el Ministerio movilizó a otros 2.000 policías especializados en Nanterre y otros distritos de la periferia parisina ante el riesgo de que se repitieran los disturbios.