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TRAICIÓN

Ojo por ojo y flecha por flecha


Lo del título original (‘‘Una mujer de nuestro tiempo”) no acabo de entenderlo muy bien. Tampoco el escueto “Traición” con el que ha sido titulado en el Estado español viene a aliviar el regusto amargo que nos lega este incomprensible filme, que si pretendía poner al personaje encarnado por Sophie Marceau como ejemplo clarificador de lo que se supone debe ser una mujer de nuestros días, me saltan todas las alarmas.

La protagonista nos viene descrita en la pantalla como una mujer madura y muy atractiva, y que ejerce como jefa de una comisaría de policía. A estos galones se suma que es una escritora de éxito y, además, goza de una envidiable mecánica cotidiana y sentimental. Este retrato pretendidamente idealizado salta en pedazos por capricho del director y guionista, con la complicidad de un recurso que torpedea definitivamente el “Una mujer de nuestro tiempo” de manera implacable e incluso burlona, porque la cerilla que prende la mecha que dinamita ese equilibrio de la protagonista no es más que una infidelidad de su compañero sentimental. Todo en su engranaje dramático resulta excesivo, incluso en la escena en la que el personaje encarnado por Marceau detecta que su idílico mundo está siendo objeto de una profanación no deseada.

A partir de este momento el filme enloquece por completo, cogiendo variantes extrañas y confusas en las que Marceau agarra un arco y sus flechas en una vorágine incoherente. Hay algo en “Traición” que nos remite de manera vaga y superficial al cine de Melville, sobre todo en lo relativo a colocar a Marceau en un registro similar al del inmutable y gélido Alain Delon de “El silencio de un hombre”. Pero todo queda en un mero espejismo dentro de un conjunto que cuenta con algunas pinceladas interesantes y que tiene como principal virtud la presencia de una actriz tan solvente como Sophie Marceau.