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DE REOJO

Rodio en Monipodio


Es tan fácil como preguntar, repreguntar y no tragarse la mentira que suelta el entrevistado como si en vez de ser una periodista fuera un muñeco motorizado. De repente Silvia Intxaurrondo se ha convertido en un modelo a seguir, un referente, alguien que ya viene con la experiencia de haber sido despedida de TeleAyuso por una pregunta a la susodicha que tuvo una repuesta redonda: «eso no se le pregunta una presidenta» y por si acaso, para que no sucediera nunca más, la despidieron. Cosas de los peperos encabronados cuando les contradicen.

De la entrevista en TVE que comentamos, lo más significativo es que «Fakejóo» mostró su intransigencia, su mala leche, su falta de profundidad argumental, su autoritarismo, ya que su cara se convirtió en el espejo de su cartera y su alma corrupta y si hubiera estado en sus territorios propios hubiera o hubiese acabado allí mismo la entrevista. ¿Puede ser que un trabajo bien hecho de periodismo pueda haber dado un golpe muy duro a la estrategia de mentiras y podredumbre de la extrema derecha de azul? ¿El voto de quienes creen en el retorno del centralismo, la censura y el desastre económico puede cambiar al ver que su candidato es un patán? Dudas razonables.

Lo que podríamos convenir es que el método Intxaurrondo es una suerte de Rodio, el metal más caro actualmente utilizado en joyería, conductores e industrias varias, en este Patio de Monipodio de trincones, fulleros y arribistas que abundan en la caverna mediática más antidemocrática y que han sido desacreditados en un rato de periodismo legal. Esta mujer es una lideresa.