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UE y Celac «condenan» la invasión de Ucrania sin la firma de Nicaragua

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, afea a los países europeos que no reaccionaran igual ante invasiones como las de Irak, Libia o Siria, y propone «trabajar en un concepto general que impida que nadie puede invadir otro país, cualquiera que sea ese nadie». Su homólogo chileno, Gabriel Boric, apunta que «hoy es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros».

Líderes americanos y europeos posan tras la rueda de prensa celebrada al término del encuentro. (Jean-Christophe VERHAEGEN | AFP)

La inclusión de una condena expresa de la invasión de Ucrania a cargo de Rusia fue el gran caballo de batalla para suscribir la declaración final de la cumbre que durante dos días reunió en Bruselas a los líderes de los 27 Estados de la Unión Europea (UE) y a los 32 que conforman la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Un encuentro cuya anterior edición se remontaba al año 2015, pero al que se le quiere dar un carácter bianual, por lo que ya se ha fijado una cita para 2025 en Colombia.

La primera jornada, la del lunes, ya quedó marcada por la insistencia del bloque europeo en hacer mención a Ucrania y por el anuncio realizado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre un plan de inversión de 45.000 millones de euros mediante el programa Global Gateway, por el que la UE se propone ejercer un contrapeso a la creciente presencia de China en América Central y Sudamérica.

POR UN PÁRRAFO

Finalmente solo Nicaragua eludió ayer respaldar el texto de condena contra la «guerra en Ucrania» en la declaración final de la cumbre. «No ha podido suscribirlo debido a un párrafo», especificó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

«Discutimos mucho, por supuesto, el hecho de que todos quieren que esta guerra termine y que la paz debe ser duradera y que debe estar centrada en la Carta de la ONU», señaló Von der Leyen.

El Gobierno de Managua no fue el único que mostró reticencias al texto, también lo hicieron los representantes de Cuba y Venezuela.

El ministro cubano de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez, argumentó que el ataque de Rusia contra Ucrania «no es en modo alguno un tema de la relación birregional» de la UE y de la Celac, aunque «sería posible llegar a una aproximación en este sentido si la Unión Europea muestra igual flexibilidad».

Quien puso el dedo en la llaga fue el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que reconoció que Ucrania sufre una «invasión imperial», pero afeó a la UE que no reaccionara igual en el pasado, cuando se produjeron otras invasiones.

«Ustedes en Europa han presentado sus argumentos, indudablemente existe una invasión imperial o imperialista sobre Ucrania. ¿Pero cómo se llama la que hubo en Irak o en Libia o en Siria? ¿Por qué ésta tiene esta reacción y las anteriores de este siglo no?», interrogó desde el estrado a los líderes de los Veintisiete.

AGRESIÓN INTERNACIONAL

Petro consideró que lo mejor sería «trabajar en un concepto general que impida que nadie puede invadir otro país, cualquiera que sea ese nadie», proponiendo por ejemplo «el delito de transgresión o de agresión internacional», que permita criminalizar las invasiones.

Con ello, sostuvo, «nos pondríamos mucho más de acuerdo, dado que América Latina ha sufrido invasiones y que otros países que no son del norte también las han sufrido. Por eso hay que buscar un concepto general que criminalice la invasión de un país sobre otro».

Mientras, otro dirigente de izquierdas, el chileno Gabriel Boric, instaba a sus homólogos a mostrar su rechazo a la invasión, porque «hoy es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros».

«Da lo mismo si cae bien o cae mal el presidente de un país. Lo importante es el respeto al derecho internacional, que se ha violado claramente no por las dos partes, sino por una parte que es invasora, que es Rusia. Es importante que lo digamos claramente para poder avanzar en el acuerdo», remarcó Boric.

CONTRA EL BLOQUEO A CUBA

La declaración final incluye también entre sus puntos «la necesidad de poner fin al embargo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba» por parte de EEUU. Los firmantes recuerdan su «oposición a leyes y regulaciones con efecto extraterritorial» y remarcan que «la nueva designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo, y su mantenimiento en la lista, ha introducido obstáculos a las transacciones financieras internacionales con la isla».

En su discurso ante el plenario de la cumbre, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, había agradecido la «sólida posición» tanto de América Latina y el Caribe como de la UE en el rechazo al bloqueo estadounidense y a la inclusión de su país en la «fraudulenta y unilateral lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo».



La Cumbre de los Pueblos reivindica el «respeto mutuo» entre ambos lados del Atlántico

Coincidiendo con la celebración del encuentro UE-Celac, Bruselas acogió también durante dos días la Cumbre de los Pueblos, en la que se dieron cita organizaciones y movimientos sociales, políticos, sindicales, feministas, ecologistas y populares de estas regiones del mundo. El programa estuvo conformado por diferentes charlas y mesas redondas, además de eventos culturales y una manifestación con salida en la Place du Luxembourg.

Los colectivos participantes suscribieron una declaración final en la que entienden que, frente al imperialismo, el encuentro entre la Celac y la UE «es una oportunidad para avanzar en la creación de un mundo multipolar, con relaciones multilaterales que permita progresar en paz a la humanidad en armonía con la madre Tierra».

Para ello se aboga por una relación «basada en el respeto mutuo y la reciprocidad, que ponga en el centro de las políticas públicas al ser humano, sin injerencias externas, rechazando categóricamente cualquier acción política o militar que pretenda interferir en el normal desenvolvimiento de las instituciones y normas constitucionales de cualquiera de los estados participantes en la cumbre», por lo que repudian «las campañas mediáticas encaminadas a desestabilizar gobiernos democráticamente elegidos por sus pueblos en América Latina y el Caribe».

La Cumbre de los Pueblos muestra su «condena» contra hechos como el bloqueo de Cuba, la «utilización de mecanismos judiciales y de falsas noticias para expulsar de sus cargos a líderes progresistas», la «política ilegal de sanciones y medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos» contra países como Venezuela o Nicaragua, avalada por la UE.

Esta declaración hace patente también su rechazo al «avance de la extrema derecha en Europa, facilitada por la implementación de políticas autoritarias, reaccionarias y patriarcales que han eliminado derechos sociales y precarizado la vida de millones de personas en toda Europa».

La Cumbre de los Pueblos tampoco olvida el drama migratorio, y defiende que «la libre circulación no solo es un derecho inherente al ser humano, sino que además tiene un impacto positivo en las sociedades de acogida. Por ello se hace necesario denunciar y visibilizar la violación de los derechos humanos que sufren las personas migrantes y sus familias».

También observan que a pesar de «los avances alcanzados, persiste el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia que impactan negativamente el goce de todos los derechos humanos de las personas afrodescendientes, en particular las mujeres y menores que son objeto de discriminación interseccional y multisectorial». GARA