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La primera pieza de la reforma judicial israelí vuelve a inflamar las protestas

El Gobierno de Benjamin Netanyahu ignoró las protestas y la fuerte división en el país y sacó adelante en el Parlamento la primera pieza de su reforma judicial, la ley que anula la doctrina de la razonabilidad, inflamando de nuevo las manifestaciones en los alrededores del Parlamento y en Tel Aviv.

Policías a caballo tratan de contener a los manifestantes en Tel Aviv. (Jack GUEZ | AFP)

Decenas de miles de manifestantes contrarios a la reforma judicial del Gobierno israelí se

concentraron frente a la sede del Parlamento tras la aprobación definitiva de la ley que anula la doctrina de razonabilidad, la primera de este polémico cambio que recorta el poder judicial en favor del Ejecutivo. «Vergüenza» o «democracia o rebelión», gritaban en sus consignas.

Grupos de activistas cortaron calles -incluida la autopista Begin- y parte de ellos marcharon contra las barreras policiales que protegían la Knesset (Parlamento). Los agentes los contuvieron con cañones de agua pestilente, uniformados a caballo y cargas violentas, que también lanzaron contra periodistas.

La primera ley del paquete legislativo de la polémica reforma judicial impulsada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu salió adelante después de 30 horas de acalorados debates con 64 votos a favor -todos los diputados de la coalición de Gobierno- y cero en contra, ya que se ausentaron de la votación los 56 diputados del bloque opositor.

Mientras los parlamentarios debatían la ley, miles de manifestantes acampados frente a la Knesset desde el sábado protestaban contra la reforma, vista como una amenaza que socava la separación de poderes y la independencia de la Justicia.

La doctrina de la razonabilidad, ahora anulada, permitía al Tribunal Supremo revisar y revocar decisiones o nombramientos gubernamentales y es vista por el movimiento de protestas como una garantía democrática fundamental frente a abusos de poder.

El ministro de Justicia, Yariv Levin, arquitecto de la reforma, defendió un paso «histórico para corregir el sistema legal y restaurar los poderes que le fueron quitados al Gobierno y la Knéset durante muchos años».

Este cambio ha dividido fuertemente al país, cuyo progresivo escoramiento hacia la derecha, el autoritarismo y el fundamentalismo religioso ya no solo afecta a la población palestina ocupada sino a sus propios ciudadanos.

«Con este gobierno es imposible llegar a acuerdos que preserven la democracia israelí», lamentó el líder de la oposición, Yair Lapid, visiblemente enfadado, tras el fracaso de las negociaciones que había impulsado el presidente israelí, Isaac Herzog.

«Quieren destrozar el Estado, destrozar la democracia, destrozar la seguridad de Israel, la unidad del pueblo de Israel y nuestras relaciones internacionales», acusó Lapid, al Gobierno «más irresponsable de la historia».

El jefe de la oposición adelantó que apelarán ante el Tribunal Supremo. «La batalla no ha terminado, sino que apenas comienza», afirmó.

El movimiento de protestas no ha cesado en siete meses, con manifestaciones masivas en las últimas semanas. En las protestas de ayer, que bloqueaban los accesos al aeropuerto y al Parlamento, la Policía detuvo a 19 personas y provocó cinco heridos leves. Netanyahu -que salió del hospital después de que le implantaran un marcapasos- tuvo que acceder a la Cámara por una entrada lateral. Los organizadores convocaron nuevas «protestas de emergencia» en distintos puntos del país, que podrían durar varios días.



Soldados en la manifestación y paro de 10.000 reservistas

Portando sus botas militares, miles de soldados retirados y activos acudieron a las manifestaciones de ayer para «defender la democracia», «por los valores», «contra la dictadura» o para evitar que el Gobierno los envíe a «cometer crímenes», obviando su propia actuación durante décadas. Más de 10.000 reservistas del Ejército -incluidos puestos clave como expertos en Inteligencia, ciberguerra y miembros de unidades de élite- han expresado su intención de no prestar servicio hasta que el Ejecutivo suspenda los trámites legislativos de la reforma, convirtiéndose en uno de los pilares del movimiento de protesta. A este rechazo se suman 1.100 pilotos en activo de la Fuerza Aérea que no acudirán a entrenamientos, mientras que 125 exjefes del Estado Mayor, generales, jefes de Policía y exjefes del Shin Bet y Mosad expresaron su solidaridad con el paro de reservistas y soldados en una carta a Netanyahu.GARA