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Agosto sigue siendo verano


Agosto siempre ha sido un mes muy parco en informaciones. Los problemas desaparecían en un suspiro y, entonces, algunos periodistas creaban las «serpientes de verano», noticias de poca enjundia sobre las que se generaba una polémica que no transcendía más allá del 31 de agosto. Las elecciones del 23J han dado al traste con esa artimaña y el 17 de agosto, en el pleno constitutivo del Congreso, comenzará el protocolo para determinar quiénes gobernarán en Madrid. Entre tanto, la palabra pacto será la estrella de la información y la que tendrá en vilo la desazón colectiva. Se tensará el ambiente y también nuestra mente. Por eso, nuestra salud mental exigirá buscar un tiempo para «huir del mundanal ruido». Una compañera de este diario, Yasmine Khris, recomendaba para leer en verano “Nada” de Carmen Laforet (Premio Nadal 1944). Me alegró que la recordará porque es la primera novela de adultos que leí y de la que guardo un recuerdo especial. Siguiendo el ejemplo de Yasmine, además de “Nada”, yo propongo “El bar de las grandes esperanzas” de J.R. Moehringer. El libro, “Material de construcción” de Eider Rodríguez, lo he dejado sobre mi mesa. Lo leeré este agosto donde la voz de Tom Waits, cantando “Summertime”, sonará mejor que nunca. Y es que agosto, queramos o no, sigue siendo verano.