GARA Euskal Herriko egunkaria
PROYECTO PARA RECONSTRUIR EL MONUMENTO

Así era el Monumento a la Paz de los Pirineos de Ibañeta

Al hilo de la próxima inauguración en Luzaide del monumento dedicado a los vascones que derrotaron a Carlomagno en la batalla de Orreaga, ha surgido una iniciativa que plantea reconstruir el desaparecido Monumento a la Paz de los Pirineos, levantado en 1934 en Ibañeta. Así era esa estructura.


La inauguración del monumento dedicado en Luzaide a los vascones que derrotaron a Carlomagno en la batalla de Orreaga del año 778, que tendrá lugar el próximo 13 de agosto, ha traído a colación el desaparecido Monumento a la Paz de los Pirineos, levantado en Ibañeta en los años 30 del siglo pasado y que una iniciativa plantea reconstruir.

Esa estructura, también denominada Monumento a la Canción de Roldán o, simplemente, Monumento a Roldán, fue levantada en 1934 en el marco de la conmemoración del centenario del descubrimiento en la Universidad de Oxford del manuscrito más antiguo conocido del "Cantar de Roldán", el poema medieval sobre la batalla de Orreaga.

El conjunto fue promovido por la Diputación de Nafarroa a través del Consejo de Cultura del herrialde y se encargó el proyecto al artista Victoriano Juaristi Sagarzazu, quien se acompañó para su ejecución del escultor de Atarrabia José María Íñigo y el campanero Vidal Erice.

Finalmente, el monumento diseñado estaba integrado por un gran arco de piedra coronado por un arrano beltza y sostenido en dos podios decorados con sendas estelas discoideas.

Colgando de la clave central del arco se encontraba una campana de bronce, llamada campana de la paz, que evocaba la que se utilizaba en la Edad Media en la antigua ermita de San Salvador de Ibañeta para orientar a los peregrinos del Camino de Santiago durante la noche y en los días de niebla.

La campana tenía también una inscripción en euskara: ‘Din, Don, Dan, Bisi gitezen Pakean’ (¡Vivamos en paz!). Otra estaba en latín: ‘Pulsata omnibus pacem sono. Pacem eundi atque redeundi. Pacem mercium et litterarum’ (Suena por la paz de todos, la paz para ir y volver, la paz del comercio y la paz de las letras). Además, estaba adornada por figuras que simbolizaban la familia, el trabajo de los campos, la paz monacal y las armas rendidas ante la cruz.

El conjunto se completaba con una lauda de bronce con un bajorrelieve antropomorfo de Roldán ubicada bajo el arco. En el centro de la misma, aparecía la figura yacente del sobrino de Carlomagno muerto en la batalla de Orreaga. A sus pies se ubicó la inscripción ‘La Diputación de Navarra en el cent(enario) de la Canción de Rolando’ y alrededor de la imagen, se realizó un mensaje perimetral con unos versos de la "Canción de Roldán" relativos a la muerte del par de Francia: ‘Li quens Rollant/se jut desuz un pin/envers Espaigne/en ad turnet sun vis’.

El monumento fue inaugurado a primeros de septiembre de 1934 en presencia de la Diputación de Nafarroa y representantes de corporaciones universitarias y de los estados español y francés e Inglaterra, que en este último caso incluía a los enviados de la Universidad de Oxford.

RECONSTRUIDO EN 1938

Solo dos años después de su inauguración, concretamente el 25 de enero de 1937, una fuerte tormenta que azotó el Pirineo derribó el arco del monumento. A pesar de que la destrucción se había producido en plena guerra, el delegado provincial de Bellas Artes en Nafarroa, Onofre Larumbe, solicitó a la Diputación que procediese a su reconstrucción.

La corporación recogió el guante y encargó al arquitecto provincial Manuel Ruiz de la Torre la redacción de un proyecto de reconstrucción, de tal manera que el monumento fue erigido de nuevo un año más tarde, en 1938.

Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los lugares de Nafarroa más visitados por las tropas de la Alemania nazi acantonadas en Ipar Euskal Herria, que se acercaban a Ibañeta para fotografiarse en el escenario de la conocida batalla tomando como principal referencia el monumento.

En 1941, el arco terminó de nuevo en el suelo. La versión oficial sostiene que un nuevo vendaval lo derribó, aunque también hay quien asegura que fue demolido por los franquistas.

A pesar de lo ocurrido, el lugar siguió siendo visitado por militares y jerarcas nazis, como ocurrió el 19 de marzo de 1943, cuando se acercaron al mutilado monumento el ministro de Finanzas nazi, Johann Ludwig Graf Schwerin von Krosigk, y el general inspector de la Policía de Fronteras del Tercer Reich, Johanes Hobfeld, con su séquito, acompañados por el gobernador civil de Nafarroa, José López-Sanz Alamán, y el jefe del NSDAP en el herrialde, al que le toco hacer de intérprete.

Tras la nueva caída del arco, se desconoce qué sucedió con los elementos más emblemáticos del conjunto monumental, que terminó en el olvido, aunque todavía quedan en la zona algunos de los sillares que lo integraban.

Dos décadas más tarde, la Diputación volvió a centrar su atención en el Alto de Ibañeta. Por un lado, acometió la restauración de la ermita, que fue llevada a cabo por el arquitecto José Yárnoz y que fue inaugurada el 25 de julio de 1965.

Y por el otro, en 1967 levantó un nuevo monumento dedicado a Roldán, aunque mucho más simple y dejando de lado la posibilidad de una segunda restauración del conjunto construido en 1934.

Como puede verse todavía hoy en día, esa estructura consiste en un monolito, que fue diseñado por Cándido Ayestarán, responsable en ese momento de la dirección de Arquitectura de la Diputación de Nafarroa.

VOLVER A LEVANTARLO

Aunque existe esta última estructura levantada hace más de 50 años, una iniciativa plantea la posibilidad de restaurar el antiguo Monumento a la Paz de los Pirineos.

Es promovida por el abogado leitzarra Patxi Zabaleta y el aezkoano Mikel Iriarte, quien ya ha demostrado su sensibilidad hacia el recuerdo de la batalla de Orreaga, ya que impulsó el monumento a los vascones vencedores en el famoso choque armado instalado en Luzaide.

Según detalla Iriarte, tras la inauguración del conjunto en recuerdo de las personas fusiladas por los fascistas en la Tejería de Monreal, se puso en contacto con su autor, Patxi Aldunate, para plantearle la realización de ese monumento en recuerdo a los vascones.

Después de recibir su visto bueno, señala que, a continuación, trasladó esa iniciativa a la Fundación Orreaga y, con varios responsables de esta última, llevó la propuesta al Ayuntamiento de Luzaide, que apoyó su instalación en la localidad. Incluso Iriarte aportó una importante cantidad a los 40.000 euros recaudados por Orreaga para financiar el monumento llevado a cabo por Aldunate a través de un crowdfunding.

Así que ahora también se muestra dispuesto a impulsar, junto a Zabaleta, la reconstrucción de un monumento que recordaba una conocida batalla buscando simbolizar la paz.