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EDITORIALA

Una pequeña victoria del sentido común


La alcaldesa de Iruñea, Cristina Ibarrola, compareció ayer ante la prensa para informar de que el polémico proyecto de contrucción de un parking subterráneo en la plaza de la Cruz de Iruñea quedaba «suspendido temporalmente». Como suele ocurrir cuando los planes propios fracasan, Ibarrola trató de culpar a los demás, especialmente a EH Bildu, a quien acusó de ser el responsable de las protestas ciudadanas, pero finalmente tuvo que reconocer que en realidad el proyecto no tiene apoyo vecinal. De ese modo, la alcaldesa aceptaba implícitamente que las críticas que los vecinos han planteado tienen una base sólida.

El proyecto de parking en la plaza de la Cruz ha sido desde el principio un despropósito que, además, ha estado plagado de irregularidades, como denunció ayer Joseba Asiron. Un proyecto que solo responde a ciertos intereses particulares que nada tienen que ver ni con el bien común, ni con la seguridad, ni con la ordenación urbana, y que también tiene un importante coste medioambiental en estos tiempos de aguda crisis climática. Un proyecto que puede encajar en la normativa vigente, como ocurre igualmente con la ampliación de la cantera del monte Apario, pero que, sin embargo, no encaja ni con las necesidades vecinales ni con la sensibilidad social ni con la cada vez más exigente valoración medioambiental de la ciudadanía. Las normas pueden seguir vigentes pero estar completamente obsoletas, simplemente porque las circunstancias van cambiando. En ese caso, lo que procede no es atrincherarse tras ellas, en una defensa numantina de algo que carece de toda lógica, sino modificarlas para dar cabida a las nuevas realidades que ha surgido.

Ibarrola admitió, asimismo, que carece del apoyo político suficiente para sacar adelante el proyecto. De hecho, todos los demás grupos municipales se felicitaron por la paralización, subrayando de ese modo la soledad en la que se encuentra UPN. Se ha impuesto el sentido común y la suspensión se ha convertido en una pequeña victoria de la ciudadanía. No obstante, no se puede olvidar que se trata de una decisión temporal a la que habrá que hacer seguimiento.