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Una bonita y gran nariz


Edmond Rostand fue más allá de la quevediana «érase un hombre a una nariz pegado» cuando puso en boca de su inmortal Cyrano de Bergerac una serie de adjetivos que, inspirados en su prominente protuberancia nasal, lanzaba hacia su adversario en un duelo de espadas salpimentado con rimas afiladas. Estos días y a raíz de la difusión de las primeras secuencias de “Maestro”, la nueva película dirigida por Bradley Cooper sobre el compositor Leonard Bernstein, las redes sociales no han dejado pasar desapercibida la caracterización de Cooper, quien también interpreta el rol protagonista, y se han sucedido todo tipo de comentarios relativos al apéndice nasal que luce el actor. Con mucho menos talento que Rostand, han sido multitud las citas relativas al tamaño de una nariz cuya sombra ha eclipsado el gran interés que había suscitado este proyecto.

Vistos los derroteros del debate, en los que incluso asoman términos como “antisemita”, porque consideran que Cooper se está mofando de los judíos, han tenido que salir a escena los hijos de Bernstein para recordar que su padre tenía «una bonita y gran nariz» y han mostrado su apoyo al actor. En su comunicado, los herederos recuerdan que «cualquier queja estridente sobre este problema es el intento poco sincero de bajar un escalón a una persona exitosa, una práctica que vimos demasiadas veces perpetrada sobre nuestro padre».