Se fue la luz

A veces se hace imposible encontrar una rendija por la que mirar al interior de la ballena de la realidad. Un lunes de reinicio de temporada postvacacional, que es a su vez el amanecer de una larga noche con una incidencia tormentosa todavía no ponderada en cuanto a saber con precisión el recuento de daños, no da para más que para pensar en los olores de aquellos libros que se forraban de un papel azulón y de esas ilusiones que se fundamentaban en el reencuentro con quienes compartías unos pupitres corridos de una madera noble.

Cuando las lluvias torrenciales se convierten en manifestaciones de lo imprudente, asomarse al abismo de una clase política realmente indecente e incapacitada para la más mínima muestra de mesura y comprensión de la realidad provoca náuseas sartrianas. Después de la que ha caído y está cayendo que individuos de la extrema derecha española bicéfala se atrevan a cuestionar las previsiones, las alertas y conviertan en ataques al gobierno hasta las lluvias mientras se blanquean a altos cargos administrativos franquistas y se instaura el mensaje pro-golpista de una manera constante, es que la degeneración política es absoluta.

Ver en vivo y en directo una rueda de prensa caricaturesca a cargo de un jacarandoso Borja Mari donde se va la luz, literal y se le escucha decir que «espero sea por la DANA y no por falta de pago» nos da una idea cabal del desorden integral y oportunista en el que se mueve la banda del PP. Su deriva contradictoria entre familias e intereses se asemeja cada día más a la estructura atomizada de la mafia calabresa.