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EDITORIALA

La pobreza desciende pero el bienestar no mejora


La Encuesta de Necesidades Sociales 2022 elaborada por el Gobierno de Gasteiz recoge datos objetivos sobre la pobreza, pero también la impresión subjetiva de la gente sobre su propio bienestar. En general, las personas encuestadas tiene una percepción de su situación algo mejor de lo que los datos indican: tres de cada cuatro dice encontrarse en completo bienestar o casi completo. Sobre la razón de este sesgo solo se puede conjeturar: puede ser tanto una consecuencia de no querer mostrar la situación real por vergüenza, como el resultado del contraste con épocas pasadas no tan lejanas, pero bastante más duras. En el actual escenario convulso tampoco se puede obviar que los datos con los que se realizó el estudio acumulan ya más de un año de retraso.

La encuesta recoge que la pobreza ha descendido hasta el 4%, el menor registro en una década. Sin embargo, la ausencia de bienestar continúa creciendo. Casi un 20% de los encuestados aseguran que no están en condiciones de afrontar gastos imprevistos. Un indicador que ha subido casi tres puntos en dos años. Del mismo modo, el porcentaje de población que reconoce que ha pasado frío en invierno sube del 6,9% en la anterior encuesta hasta el 8,1%. Unos datos que restan optimismo al avance, ya que, si bien es importante que las situaciones de pobreza extrema se reduzcan, el riesgo de ausencia de bienestar se extiende. Por otra parte, prácticamente en todos los colectivos los porcentajes de pobreza han disminuido. Destaca especialmente el caso de las personas de origen extranjero, con una caída de 14,2 puntos. También se reduce más la pobreza entre las mujeres, aunque sus porcentajes continúan siendo superiores a los de los hombres. El único colectivo en el que no ha mejorado es el de las personas entre 55 y 64 años, precisamente aquellas a las que más difícil les resulta encontrar un nuevo trabajo.

Los datos sugieren que la reducción de la pobreza obedece sobre todo a la reducción del desempleo; y el aumento de la ausencia de bienestar apunta a que los empleos son en su gran mayoría precarios. Consolidar el avance frente a la pobreza requiere mejorar las condiciones laborales.