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Azerbaiyán lanza una operación militar a gran escala contra Nagorno Karabaj

Tres años después de la anterior guerra y después de meses de bloqueo, Azerbaiyán lanzó una operación militar en Nagorno Karabaj, exigiendo la retirada «total e incondicional» de las tropas armenias que Ereván niega tener en el enclave, así como la disolución de la República de Artasj, la entidad que gobierna este territorio de mayoría armenia.

Imagen del Ejército de Azerbaiyán de uno de los bombardeos. (AFP)

Tropas azerbaiyanas bombardearon ayer varias ciudades de Nagorno Karabaj, incluida la capital, Setepanakert, y avanzaron desde varios frentes. Al menos 25 personas murieron -dos de ellas civiles- y otras 80 resultaron heridas en las primeras horas de una operación que Bakú se disponía a continuar hasta la rendición.

Las autoridades de Nagorno denunciaron que los intensos ataques, con drones, artillería, misiles y aviones de combate, tuvieron como objetivo infraestructuras civiles y evacuaron a más de 7.000 civiles de 16 localidades.

Armenia asegura que no tiene tropas en Karabaj, por lo que las fuerzas del enclave se encuentran solas contra el Ejército azerbaiyano, amparado por Turquía y con armamento sofisticado.

Ereván denunció que se trata de una agresión a gran escala con fines de limpieza étnica y reclamó a Rusia, garante de un alto el fuego en 2020 y que cuenta con fuerzas de paz sobre el terreno, que detenga la agresión azerbaiyana.

Pero esta «misión de paz» que debían garantizar ese alto el fuego se limitó a pedir a las partes que cesaran las hostilidades y volvieran a las negociaciones.

El primer ministro armenio, Nikol Pashinian, también pidió a Moscú y a la ONU que actúen. Rusia era aliado tradicional de Armenia, pero ante su indolencia hacia las agresiones azeríes, Ereván ha enfriado la relación y se ha acercado a la UE y a EEUU. El propio Gobierno armenio ha evitado involucrarse en la defensa del enclave.

El Ministerio de Defensa azerbaiyano la justificó como una «operación antiterrorista» para proteger «las posiciones de azeríes» tras la muerte de seis azerbaiyanos en la explosión de minas en una obra de carretera. Nagorno Karabaj es una de las regiones más minadas de la antigua URSS y sus explosiones matan regularmente a personas.

Pero Bakú llevaba ya meses hostigando el enclave de mayoría armenia, con un bloqueo total que ha provocado una grave escasez de alimentos y medicamentos.

Y aunque las tensiones habían disminuido el lunes con la llegada de ayuda humanitaria, Bakú ha contado con la falta de apoyos exteriores del territorio y su precaria defensa para lanzar la tercera guerra de Nagorno Karabaj.

Las autoridades karabajíes pidieron un alto el fuego y una mesa de negociación, pero Azerbaiyán lo rechazó y exigió «la retirada total e incondicional de las fuerzas armadas armenias» del territorio y «la disolución del llamado régimen separatista». «De lo contrario, las acciones antiterroristas continuarán hasta el final», señaló la Presidencia.

«Las formaciones armadas ilegales armenias deben mostrar la bandera blanca y el régimen ilegal debe anunciar su disolución», indicó, en alusión a la república separatista de Artasj, creada en 1991.

PROTESTAS EN EREVÁN

Mientras, en Armenia, el primer ministro, Nikol Pashinian, acusó a Bakú de querer «arrastrar a Armenia a las hostilidades», a la vez que cientos de manifestantes se concentraban frente a la sede del Gobierno en Ereván para exigir una respuesta y la dimisión del primer ministro. La Policía intervino para disolverlos.

La protesta, con gritos de «Nikol traidor» y «Artasj, Artasj», también llegó ante la embajada rusa, mientras Pashinian denunció llamamientos a un golpe de Estado.

La oposición armenia ha intentado durante los últimos tres años la salida del poder de Pashinian, acusándolo de ser responsable de la derrota militar armenia durante la guerra de 2020 en Nagorno Karabaj.

Ereván se vio obligado entonces a ceder territorios en Nagorno Karabaj y sus alrededores a Bakú. Se firmó un alto el fuego mediado por Rusia, que implicó el despliegue de fuerzas de paz rusas, pero el conflicto quedó abierto y no se firmó un acuerdo de paz.



Turquía justifica la ofensiva y la UE exige su cese inmediato

Bakú informó previamente a Rusia y Turquía de su ofensiva en Nagorno Karabaj, aunque Moscú dijo que recibió la advertencia solo unos minutos antes del inicio de los ataques. La tibieza rusa y el decidido apoyo turco animaron a Azerbaiyán a mantener la operación. Turquía la calificó de «necesaria», afirmando que «Azerbaiyán se ha visto obligado a tomar las medidas que juzga necesarias sobre su propio territorio soberano». A la vez, exhortaba a «seguir el proceso de negociaciones entre Azerbaiyán y Armenia», una petición similar a la del Kremlin. Por su parte, el Gobierno francés calificó el ataque de «injustificable e ilegal», por lo que Bakú le reprochó una postura «antiazerbaiyana» e «islamófoba». El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, urgieron a Azerbaiyán a cesar de inmediato la operación. GARA