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EDITORIALA

Autonomía de Corsica en la Constitución francesa


Cuando Jean-Jacques Rousseau publicó en 1792 su libro “El contrato social”, dejó escrito que «hay aún en Europa un país capaz de legislación: la isla de Corsica». Pasquale Paoli lideró a todo un pueblo hacia la modernidad y las libertades civiles, le dio una constitución, un sistema judicial, un servicio social y una moneda. Paoli, el legislador de los corsos, un grande de la Ilustración que inspiró decisivamente la redacción de la Constitución de EEUU, ha sido el catalizador del ideal de libertad del pueblo corso.

La autonomía sin poder legislativo no es tal. En ese sentido, la mayoría nacionalista en la Asamblea de Corsica aprobó un documento de referencia para las negociaciones con París. En general, solicitaba poder legislativo en todos los ámbitos, excepto en los relativos a los poderes soberanos. Y muy concretamente, el reconocimiento jurídico del pueblo corso, un estatus de cooficialidad de su lengua y la protección del vínculo entre el pueblo y su tierra a través de un estatus de residente. Emmanuel Macron dio ayer su respuesta. Con formas más abiertas y utilizando la palabra «autonomía», jamás empleada por un presidente de la República en el hemiciclo corso, se mostró partidario de inscribir en el mármol de la Constitución francesa la autonomía de Corsica.

Una autonomía, eso sí, «anclada en la República, que no puede hacerse contra el Estado ni sin el Estado» y que para su aprobación necesitará una mayoría de tres quintos del Congreso (sesión conjunta de la Asamblea Nacional y del Senado), para lo cual reclamó de antemano un acuerdo entre los nacionalistas y la minoría unionista. Los nacionalistas se mostraron divididos. Los autonomistas, con el presidente Gilles Simeoni a la cabeza, estaban satisfechos aunque cautelosos. Para los independentistas, en palabras de Jean-Guy Talamoni, «no hay ningún progreso ni nada histórico». Pero con diferentes matices, todos coincidían en que «el jacobinismo ha muerto en Corsica». Decenios de lucha contemporánea, con formas bien variadas, han creado unas condiciones, han abierto un camino. Solo falta coger la línea recta, a strada diritta, y hacerlo juntos, compactados como pueblo.