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El regreso de Woody Allen


Con 87 años de edad y una impresionante filmografía compuesta por 50 películas en su carrera como director y guionista, es inevitable reflexionar sobre qué podemos esperar a estas alturas de alguien como Woody Allen. Su nombre continúa siendo una marca de cierto renombre, aunque tambaleante, problemática y controvertida. Una situación que él mismo se encarga de alimentar realizando declaraciones en las que saca a relucir sus ramalazos machistas. La última de ellas, al menos la más sonada, fue cuando quitó importancia al episodio que protagonizó el defenestrado Luis Rubiales. Quizás porque ya no le importa la opinión que se tiene de él, sigue haciendo lo que le place. Mantiene su mecánica, filma sus películas donde se lo permiten -en Estados Unidos su nombre se asocia a veneno en taquilla- y donde se sienta cómodo, persistiendo hasta que le resulte imposible hacerlo. Podría haberse retirado hace años, pero parece encontrar cierto placer en el proceso que conlleva sacar adelante una película. Sin embargo, el interés por su cine parece ir menguando, incluso entre sus más aférrimos seguidores. En las conversaciones sobre Allen, es habitual preguntarse cuál fue su última película realmente buena. A menudo se menciona “Match Point” (2005), algo de lo que no ha sido ajeno el propio Allen, el cual ha usado dicha comparativa como señuelo para promocionar su última propuesta, “Golpe de suerte”.