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Entrevue
Karin Smirnoff
Escritora

«Me he sentido libre para hacer evolucionar a Lisbeth Salander»

Nacida en 1965, tuvo un debut literario tardío, en 2018, a los 54 años. Eso no fue óbice para que el éxito de sus novelas llevara a los editores de la saga “Millennium” a ficharla para que asumiera la tercera trilogía de la serie tras las escritas por Stieg Larsson y David Lagercrantz. “Las garras del águila”, la primera de estas novelas, acaba de publicarse en castellano.

(J. DANAE | FOKU)

 

Aun tratándose de personajes muy asentados en el imaginario popular, Karin Smirnoff ha querido dar un giro a las andanzas de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist confiriendo un alcance más político a la serie “Millennium” y haciendo valer su mirada femenina tanto en el diseño de personajes (alejados del cliché) como en las tramas.

¿Cuál fue su primera reacción cuando le propusieron dar continuidad a la saga “Millennium”? ¿No le asustó el reto?

No, asustarme no, pero sí que me sorprendió bastante. De entrada no sabía ni que tenían en mente llevar a cabo una séptima entrega de la serie. Cuando me lo propusieron, acepté de inmediato, aunque me asombró que pensaran en mí, ya que no soy una escritora, digamos, especializada en novela negra.

Pero me imagino que sería difícil el proceso de asumir como propios unos personajes ideados por otro autor que, por añadidura, forman parte del imaginario de millones de lectores a lo largo y ancho del mundo.

Sí, ha sido difícil en el sentido de que, por un lado, me he visto obligada a ser fiel a unos personajes y, por otro, necesitaba introducir cambios para hacerlos míos. Porque no se trataba solo de dar continuidad a la saga, sino de escribir mis propias historias, con mis propias tramas y decidir cuál va a ser el camino que a partir de ahora van a seguir estos personajes. También es verdad que han pasado veinte años desde que Stieg Larsson iniciara la serie y eso me ha hecho sentirme libre para hacer evolucionar a Lisbeth Salander y al resto de protagonistas.

En este sentido, ¿cuál diría que ha sido su principal aportación como autora a la hora de conferir continuidad a la serie frente a las novelas de Stieg Larsson y de David Lagercrantz?

Para empezar, creo que el llevar a estos personajes al norte de Suecia, es decir, el sacarlos de un entorno urbano, da a la serie un nuevo aire. Luego he introducido personajes nuevos como Svala, que tendrán una mayor importancia en las siguientes novelas. Pero más allá de eso, pienso que mi mayor aportación ha sido el conferir una pátina de antihéroes a todos estos personajes y el hecho de conectarlos con la realidad social de nuestro tiempo.

De hecho, en esta nueva novela, Salander tiene un carácter menos pueril. No sé si el hecho de revestir al personaje con esos renovados rasgos de carácter fue una exigencia que se impuso a sí misma como mujer.

Como te decía antes, “Las garras del águila” es mi primera incursión en el universo de la novela negra. Este es un género donde los personajes tienen, muchas veces, un valor arquetípico que les resta complejidad y les hace ser demasiado planos. Para mí, que vengo de otro tipo de literatura, el diseño de personajes se antoja algo fundamental de cara a conferir entidad a la narración. Y eso es lo que he intentado con “Las garras del águila”, darles a los personajes muchas más capas de las que tenían en las novelas anteriores y hacer que las relaciones que se establecen entre ellos sean las que hagan avanzar el relato.

Pero lo que resulta evidente es que en esta novela hay una mirada distinta, más femenina y hasta cierto punto feminista. De hecho, le leí en una entrevista decir que «‘Millennium’ trataba la violencia contra las mujeres desde la visión de un hombre». ¿Ha tratado de revertir ese enfoque?

Es imposible no desafiar esa mirada masculina dado que soy una mujer y, como tal, tengo un bagaje y una experiencia a mis espaldas. La historia de la violencia contra las mujeres, cuando está contada por un hombre, obviamente, tiene un enfoque distinto porque un hombre jamás ha experimentado sobre su persona esa violencia.

Háblenos del personaje de Svala. ¿Por qué decidió incorporar este personaje a la saga? ¿Qué cree que aporta a la historia?

En la medida en que Lisbeth Salander va asumiendo responsabilidades como adulta, ella necesita alguien a quien cuidar. A través de los cuidados que le brinda a Svala, Lisbeth logra abrirse, logra mostrar su fragilidad y también alcanzar un cierto grado de madurez. Al mismo tiempo, yo como escritora necesitaba a Svala para fortalecer mi conexión con Lisbeth. Creo que el vínculo entre ambas va a ser muy importante en el desarrollo de esta tercera trilogía.

Frente a Svala y Lisbeth Salander, en su novela Mikael Blomkvist no tiene tanto peso como en los anteriores libros de la serie. ¿Por qué?

Es un personaje con el que tengo dificultades para conectar y necesito un cierto tiempo para lograrlo. Por eso he optado por colocarlo en un momento de su vida donde Mikael debe iniciar un camino nuevo, eso me va a permitir abrir nuevos horizontes para este personaje. En las anteriores novelas de la serie no pasaba de ser un periodista, mujeriego y poco más.

Las tensiones políticas y sociales de la actual sociedad sueca son un tema que subyacía en las anteriores novelas de la saga, pero usted las sitúa en el centro de la trama de su “Las garras del águila”. Valga como ejemplo todo lo concerniente al auge de la ultraderecha.

La publicación de las tres primeras entregas de “Millenium” coincidió con la irrupción de la extrema derecha en la escena política sueca. Han pasado veinte años y aquellas formaciones políticas minoritarias, ridículas, que todos pensamos que iban a ser flor de un día, se han convertido en partidos estables que van ganando cada vez más espacio y cuentan con más votos a pesar de que, en algunos casos, sus vínculos con el nazismo sean evidentes. Esto, que me parece un hecho terrible, quise que tuviera eco en esta trilogía. Cuando escribí “Las garras del águila” en Suecia aun no habíamos tenido elecciones pero, visto lo visto, en la siguiente entrega de la saga ese auge del neofascismo será un tema que estará muy presente.

¿Cómo explica el auge de un partido como “Demócratas de Suecia”?

Yo creo que el problema es que la socialdemocracia reaccionó tarde ante esas pulsiones xenófobas que se estaban instalando en buena parte del electorado sueco. Y cuando reaccionó no fue para decir “nuestra economía necesita a todos estos inmigrantes”, sino para comprarle parte del relato a la extrema derecha en lo referente a la regulación dura del fenómeno migratorio. Lo que hicieron, por lo tanto, fue legitimar el discurso de un partido como “Demócratas de Suecia” y ese fue el error, porque lo que una espera de la izquierda es firmeza a la hora de abanderar los derechos de todas esas minorías sociales que se sienten discriminadas.

Hablando de los derechos de las minorías, ese es otro tema que está también presente en “Las garras del águila”, sobre todo en lo que se refiere al pueblo saami, sobre el que muchos autores suecos y finlandeses han puesto el foco últimamente.

El pueblo saami lleva siendo expoliado y explotado desde el siglo XVI. Cada vez que hay proyectos de expansión industrial relacionados con la minería o con la apertura de parques eólicos, los saamis van siendo alejados de sus tierras con sus rebaños de renos, lo que redunda en la marginalización de esta cultura. Lo curioso es que a muchos políticos les encanta llevar turismo a estos parajes y presumir de la singularidad que representa en pueblo saami, cuando con sus acciones están condenándolos prácticamente a la extinción.

Usted ha comentado que su novela es muy sueca pero todos estos temas de los que estamos hablando tienen hoy en día un alcance universal. No sé si eso ha contribuido a que la literatura policiaca escandinava, pese a su especificidad, local se haya convertido en un fenómeno global.

Supongo que sí porque al final estamos hablando de fenómenos globales: la violencia contra las mujeres es global, el cambio climático es global e incluso la propia globalización es una coyuntura global. Todo eso hace que la literatura escandinava también tenga ese alcance. En el caso particular de la serie “Millennium”, creo que en todas sus entregas se abordan conflictos cuya naturaleza trasciende los límites de Suecia y eso es justamente lo que ha promovido su aceptación por parte de lectores de diferentes partes del mundo.