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RUGBY

Nueva Zelanda vs Sudáfrica; duelo de gigantes para sumar la cuarta corona

All Blacks y Springboks disputan mañana en París (21.00) la final de la X Copa del Mundo de rugby. La selección que se imponga alzará por cuarta vez el trofeo Webb Ellis. Será la segunda final entre ambos conjuntos, después de la histórica cita de 1995.

La melé sudafricana tratará de ser determinante, como ya lo fue ante Inglaterra. (Miguel MEDINA | AFP)

Nueva Zelanda y Sudáfrica, Sudáfrica y Nueva Zelanda, enemigos íntimos durante más de un siglo. Una rivalidad que supera el centenar de enfrentamientos, desde que en agosto de 1921 se vieron las caras por vez primera en territorio kiwi.

El último tuvo lugar el pasado 15 de julio, en el marco del Rugby Championship, torneo anual que ambas selecciones disputan junto a Australia y Argentina. Ganaron los de negro, 35-20, en el mítico Eden Park de Auckland.

En el historial de 105 partidos, los All Blacks han ganado 62, los Springboks 39, con cuatro empates. El porcentaje de victorias de los africanos es del 37%. De largo el mejor ratio contra los de negro. Les siguen Australia (25%), Francia (22%) e Inglaterra (18%).

Bien, ahora aparquen todos estos datos. No sirven de nada. Mañana, en Saint Dennis, a las 21.00, es el Día D y la Hora H. Baste recordar que ambos sufrieron sendas derrotas en los albores del torneo, frente a Francia e Irlanda. Pero cuando se pusieron en juego las habichuelas, en cuartos de final, fueron los del sur quienes avanzaron y los europeos quienes se marcharon a casa.

Estamos ante dos máquinas de competir, con tres Copas del Mundo cada una en sus vitrinas. De un total de diez van a sumar la séptima. Nueva Zelanda se impuso en 1987, 2011 y 2015, mientras que Sudáfrica lo hizo en 1995, 2007 y 2019, la última hasta la fecha.

LA FINAL DEL 95

Se han enfrentado cinco veces en el marco de un Mundial, pero sin duda la final del 95 es “El Partido”. Un torneo en el que Sudáfrica debutaba y ejercía de anfitrión, retirado el veto por su régimen racista.

En 1994, Nelson Mandela fue elegido presidente, tras 27 años de cárcel. Se topó con un deporte de blancos para blancos, pero supo, con la complicidad de jugadores como el capitán François Pienaar, convertir un icono de la exclusión en un símbolo en torno al cual cohesionar a 42 millones de sudafricanos. Una historia llevada al cine en la película “Invictus”.

El otro nombre propio fue el de Jonah Lomu, una joven fuerza de la naturaleza que jugaba de ala con Nueva Zelanda y que fue la primera estrella de la evolución hacia el profesionalismo. «Sus oponentes simplemente no estaban listos para ese nivel de habilidad atlética», recordaría años más tarde el inglés Rory Underwood. La final se decidió en la prórroga gracias a un drop del apertura local Joel Stransky, que puso el 15-12 definitivo.

CON SUS ARMAS

En lo deportivo, 28 años después tanto unos como otros mantienen su idiosincrasia. Sudáfrica sigue confiando en la potencia de su delantera, su poderosa melé, su juego con el pie -salvador Pollard en semifinales, será titular mañana- y la velocidad de rematadores como Kolbe o Arendsee.

Jacques Nienaber no oculta sus cartas, ya que siete de los ocho suplentes son delanteros -estrategia bautizada como “bomb squad”-, junto al multiusos Le Roux.

Del otro lado estará Nueva Zelanda y su apuesta perpetua por las fisuras para correr, por el ritmo y la continuidad del balón, con gente como Will Jordan o los hermanos Jordie y Beauden Barret descosiendo a las defensas. Dos estilos para dos gigantes que aspiran a quedarse en solitario en la cúspide. Solo uno podrá presumir de haber ganado cuatro veces la Copa del Mundo.