GARA Euskal Herriko egunkaria
REAPERTURA DE LOS PASOS DE LA MUGA

LOS PUENTES ABIERTOS, LA MUGA BAJO TUTELA POLICIAL

Las barreras que ciudadanos y electos han pedido retirar, por mil y una formas, han desaparecido, casi tres años después, de los pasos de Izpegi, Larraine, Aldude y el Puente Avenida, pero la Policía gala sigue filtrando la muga. Con todo, el «abrazo del Avenida» protagonizado por los alcaldes de Txingudi refuerza la voluntad de abrir una nueva etapa.


Aunque el contexto de seguridad reforzada llevará a París a mantener la muga bajo fuerte control, no habrá pasos cerrados. Las barreras desaparecen, por fin, tras casi tres años de cierre total, de la pasarela peatonal que enlaza Irun y Hendaia, y también de los pasos de Larraine, Aldude e Izpegi.

Aunque las verjas, adornadas por los hendaiarras con viejas carcasas de bicicleta, fueron retiradas ya el domingo, fue a primera hora de la mañana de ayer cuando tanto ciudadanos como electos se dieron cita en un puente cargado de historia para celebrar la reapertura del paso.

Los alcaldes de Hendaia, Irun y Hondarribia escenificaron, a eso de las 8.15, un «abrazo del Avenida», no sin dejar constancia de que «se ha debido esperar demasiado tiempo, prácticamente tres años, para que un puente que, por definición, sirve para transitar vuelva a cumplir su función», en palabras del primer edil de Irun, José Antonio Santano.

«Hace ya once meses desde la Cumbre de Barcelona, en la que [Emmanuel] Macron y [Pedro] Sánchez hablaron de abrir la frontera», apuntaba, en la misma línea de reproche, su homólogo hendaiarra, Kotte Ezenarro.

«Haciendo honor a su historia, lo que deseamos es que este puente sirva para construir convivencia», completaba, finalmente, el alcalde de Hondarribia, Igor Enparan.

Los tres mandatarios saludaron la labor de la ciudadanía «para hacer posible este día», mención recibida entre aplausos por el grupo de personas que protagonizó, poco después, el «primer paso de muga», y en el que se mezclaban concejales y activistas pro apertura del Puente Avenida.

«La pregunta es para qué ha estado este paso cerrado tres años, con un coste en seguridad millonario», planteaba, nada más cruzar la pasarela desde Hendaia, Pierre Iturria, antes de dirigirse a tomar su café en uno de los locales hosteleros de la vecina Irun.

QUE LOS CAMINOS SE ABRAN PARA TODOS

Un apunte de un ciudadano de a pie que se solapaba, por aquello de no perder matices sobre una reapertura que tiene sus claroscuros, con las palabras del sindicalista de LAB Eñaut Aramendi. Conocido por su compromiso con las personas migrantes, que le ha valido más de un sobresalto con esa misma Policía que, además de vigilar de cerca la celebración en el Avenida mantenía ayer férreos controles en el cercano puente de Santiago, Aramendi aplaudió «que se abran los pasos, porque eso es importante para la vida diaria de los vecinos».

A partir de ahí aclaraba que ese avance dista mucho de «ser una solución para las personas migrantes, ya que los controles racistas seguirán, por lo que debemos seguir trabajando para que todos los caminos se abran para todos».

Antes de hacerse una fotografía y cruzar el puente, con globos en la mano y algún que otro irrintzi, junto a otras representantes de la dinámica ciudadana que reunió más de 12.000 firmas para reclamar la reapertura del Avenida, una integrante de «tipitapa», grupo de incansables caminantes que ha sumado sus esfuerzos a la iniciativa, advertía de que «es un día alegre, pero siempre nos queda el temor de si volverán a cerrar el puente otra vez». Una prudencia justificada por el siempre complejo devenir de los acontecimientos en la muga.

DESDE ENERO DE 2021

Fue en la tarde del 12 de enero de 2021 cuando la Prefectura de Pirineos Atlánticos anunció su intención de cerrar ocho pasos en Euskal Herria. La delegación estatal se refugió en el argumento de la «lucha contra el terrorismo», al que ya se acogiera durante la precedente reposición de controles permanentes, un año antes, en el contexto de la pandemia.

La crisis sanitaria, cabe recordar, llevó a un cierre temporal de una decena de pasos pirenaicos en abril de 2020.

Esas referencias permiten sopesar mejor el largo periodo de suspensión del derecho de libre circulación, que tiene una vertiente nacional al obstruir el tráfico interno de Euskal Herria, pero también más local y hasta sentimental.

«La ciudad de Hendaia ha conocido hasta seis puentes», evocaba, ayer, Kotte Ezenarro. Desde Zuberoa resonaban las palabras del alcalde de Larraine, Jean-Dominique Iriart, recordando, a su vez, que una clausura tan prolongada y completa de la muga como la vivida ahora «no ocurrió ni en tiempos de Franco».

Efectivamente, después de la reapertura paulatina del resto de pasos, siempre a raíz de protestas de vecinos y de actores políticos y sociales del país, cuatro quedaron sellados a cal y canto hasta que la Prefectura de Pirineos Atlánticos ha tenido a bien desalambrarlos.

Y así, al cambio de hora se sumaba un cambio de etapa para los habitantes de las comarcas que miran a la muga.

La reapertura del Puente Avenida se produce tras dos intentonas que no llegaron a cuajar pero elevaron más si cabe el debate social en favor de la desaparición de las vallas. De hecho, el 1 de noviembre de 2022 un centenar de personas, llegadas desde Irun y Hendaia, retiraron los parapetos, que al día siguiente fueron repuestos por orden de la Prefectura.

La pasarela asistió a otra efímera liberación el pasado 3 de julio, coincidiendo con el paso del Tour por el puente de Santiago. De ese día queda una imagen icónica, con Pirritx, Porrotx eta Marimotots cantando, rodeados de centenares de personas, en el puente Avenida, en un acto, organizado por Gure Esku, que se tradujo en una deportiva reivindicación con sonrisas de la territorialidad de Euskal Herria. Poco duró la alegría, ya que, pasado el pelotón, las verjas volvieron a apropiarse del paisaje.

A la tercera, ayer, se despejaron los pasos, aunque ese momento tan esperado discurrió bajo un cielo plomizo que animaba a la cautela, ya que los destinos de la muga se siguen decidiendo desde lejos.