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AMOREBIETA

Heróica y necesaria tercera victoria para comenzar a asomar la cabeza

Los de Haritz Mujika tuvieron que jugar prácticamente toda la segunda parte en inferioridad numérica tras una rigurosa expulsión de Sibo en el 47.

Dorrio fabricó una gran jugada en el 2-0. (Oskar MATXIN | FOKU)

Tercera victoria de la temporada del Amorebieta. Muy trabajada, heróica y necesaria. Los pupilos de Haritz Mujika, que ya se habían puesto por delante en el primer tiempo, tuvieron que jugar casi todo el segundo con uno menos, lo que no impidió que aumentasen la diferencia goleadora en inferioridad, tras asumirlo con naturalidad y no descomponerse sobre el césped.

Esa fue una de las claves del choque, lo ordenado que se desenvolvió el cuadro vasco, bien aplicado atrás con constantes ayudas, además de potente y afilado en aquellos lances en los que pudo salir corriendo para sorprender al Tenerife, que fue un quiero y no puedo, aunque en el descuento dispuso de ocasiones bastante claras como para aguar la fiesta vizcaina.

En ese doble buen hacer en defensa y ataque, destacaron las figuras de un Magunagoitia que tenía la difícil tarea de hacer olvidar a Campos -con la sub21 española- y que cumplió con creces, hasta el punto de que a Haritz Mujika se le genera un bendito problema en la portería. Y la puntería de Álvaro Núñez -gran gol el suyo- y Avilés, además de la inestimable aportación ofensiva de Dorrio, asistente de lujo en la diana que terminó de finiquitar el partido.

DOS PICOTAZOS

Pese al equilibrio de fuerzas, no fue un comienzo cómodo para los anfitriones. El guardameta zornotzarra se vio obligado a realizar dos comprometidas salidas con éxito y todavía se hizo más gigante cuando interceptó un remate de Enric Gallego que pretendía culminar un mortal contragolpe visitante en el 19.

El peligro isleño se cortó de raíz con la jugada individual de Núñez en el 26, tras partir desde el costado derecho, encarar a su marcador y perfilarse para sacar un disparo colocado con la pierna izquierda que quitó las telarañas de la escuadra de la meta defendida por Soriano.

El 1-0 le sentó de cine al Amorebieta para coger poso y confianza, hasta el punto de que, ni siquiera cuando el árbitro expulsó a Sibo, el equipo se resintió. Más bien al contrario. Apretó filas, se hizo más solidario y esperó a la oportunidad adecuada para asestarle el segundo picotazo a su rival, este ya con carácter definitivo.

A partir de ahí, un frontón. Sólido como una roca. Y paradójicamente, cuando se volvieron a equilibrar las fuerzas con la doble amarilla de Elady, es cuando el Tenerife estuvo a punto de echar por tierra todo el gran esfuerzo local, pero el larguero y, de nuevo, otro par de grandes intervenciones de Magunagoitia, dejaron los puntos en el zurrón vizcaino y la alegría en las gradas.