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OSASUNA

El efecto Marcelino surte efecto para alargar la mala racha rojilla

Osasuna encajó en Villarreal una nueva derrota y ya acumula cuatro jornadas sin ganar. Un entonado Jorgensen en la portería y un enchufadísimo Morales en la delantera marcaron la diferencia.

Moi Gómez, ex del Villarreal, se lamenta tras encajar un gol de Morales, autor de los tres goles del submarino amarillo. (Oscar ARNAU | AGENCIA LOF)

La táctica infalible pero a la vez tan dificultosa como hacerse fuertes en las dos áreas fue lo que le llevó al Villarreal a tomar oxígeno ante un Osasuna que ve alargar su mala racha de resultados, encadenando cuatro jornadas sin conocer la victoria. Desde que venció al Granada el 20 de octubre, los de Arrasate han puntuado ante Las Palmas y han encajado sendas derrotas ante Betis, Girona y, la última, contra un Villarreal que estrenaba técnico -el regreso de Marcelino García Toral al banquillo del submarino amarillo-, haciendo bueno el dicho de «nuevo entrenador, victoria segura».

No obstante, no fue tan certero el triunfo hasta la segunda mitad, cuando el delantero Morales pudo lucir su traje de comandante. Hasta entonces, el verdadero artífice de que no se hubiera movido el marcador fue un Jorgensen que vivió en sus carnes la corta memoria del fútbol: pasó de ser abucheado hace escasas semanas a ser ovacionado con cada intervención ante la escuadra rojilla, que generó más en la primera mitad pero en todas las acciones terminó encontrándose con el portero danés.

La agresividad y presión elevada de Osasuna logró causar estragos en el Villarreal, sorprendentemente incómodo con el balón y al que su rival obligó a sobrevivir refugiado en su propio campo. Una pérdida de balón de Capoue provocó la primera estampida navarra con una doble oportunidad que salvó Jorgensen tras disparos de Oroz y de Budimir.

Con Morales y Gerard Moreno desactivados del juego, el cuadro local encontró algo de vuelo por la banda de Pedraza, que fue el único que asustó la meta navarra tras volea que despejó Catena.

A partir del minuto 25, Osasuna elevó su ritmo de juego y sometió por completo al Villarreal. De nuevo Jorgensen apareció en escena para salvar a su equipo tras un remate centrado a quemarropa de Moi Gómez tras una asistencia de Rubén Peña.

Poco después, el propio Rubén Peña rozó el gol con un disparo ajustado al ángulo. Lucas Torró, con un disparo centrado, volvió a probar los reflejos del portero del Villarreal, cuya defensa vivía cada vez más hundida en su área.

Antes del descanso, el portero danés, que acabó siendo ovacionado por la grada de La Cerámica, volvió a salvar a su equipo con una felina salida a los pies de Rubén Peña.

El Villarreal sólo logró sacudirse el dominio en los últimos instantes del primer acto, cuando Pedraza, su jugador más incisivo, sirvió un centro que Morales remató fuera.

HAT-TRICK DE MORALES

No cambió el guión tras el paso por los vestuarios, con Mojica de protagonista rojillo y Jorgensen volviendo a salvar a su equipo, al que el poste también le echó un buen cable en un despeje dubitativo.

El Villarreal aguantó el chaparrón y esperó su momento de inspiración para abrir el partido con una acción repleta de calidad. Una asistencia de fantasía de Álex Baena permitió a Gerard Moreno romper la línea defensiva y regalar el gol a Morales a puerta vacía.

Osasuna dio un paso adelante con la entrada de Raúl y Chimy, pero el Villarreal volvió a golpear, ahora con una genialidad de Morales, que tras un control prodigioso y una conducción imparable desde campo propio logró batir a Herrera en su salida.

El cuadro de Jagoba Arrasate, aturdido, intentó engancharse al partido a 12 minutos del final tras el gol de Catena. No hubo tiempo para la emoción, ya que apenas segundos después un pase al espacio de Baena fue aprovechado por Morales para, tras sentar al portero, marcar a puerta vacía.