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La presidencia de la COP28 presenta un borrador a la medida de sus intereses

Las suspicacias despertadas por el carácter petrolero del país organizador de la COP28 han quedado corroboradas por un borrador de acuerdo que no plantea la eliminación de los combustibles fósiles sino solo reducir su producción y consumo. Un texto criticado por organismos ecologistas y participantes cualificados como la UE. Aún hay margen para el cambio, está por ver si hay voluntad.

Asistentes a la COP28 atienden la intervención de representantes de pueblos indígenas de todo el mundo en una de las sesiones de la cumbre. (AFP)

La 28 edición de la cumbre del clima de las Naciones Unidas afrontó ayer su penúltima jornada con un único quehacer: negociar. La organización reservó los dos últimos días a debatir sobre la resolución definitiva, de modo que tras el fin de semana no ha habido ninguna charla, conferencia, mesa redonda, ni reunión de alto nivel en la zona reservada para las delegaciones y organizaciones acreditadas oficialmente. Solo negociaciones. Y a la vista de lo difundido, con resultados, de momento, alejados de lo que demandaban los expertos y el propio sentido común en un contexto de aceleración de la crisis climática.

«TOTALMENTE INACEPTABLE» PARA LA UE

Según saltó a los medios a primera hora de la tarde en Dubai, la presidencia de la COP28 ha propuesto «bajar la producción y consumo» de combustibles fósiles para conseguir el objetivo de ser cero emisiones netas en 2050 o antes, pero no menciona acabar con ellos, salvo en el caso del carbón desprovisto de sistemas de mitigación. Para este combustible, se insta a su rápida reducción y a que se limite la concesión de autorizaciones de nuevas plantas de generación de electricidad en base al mismo. Una propuesta, en resumen, a todas luces insuficiente para el grueso de la comunidad científica y buena parte de las delegaciones.

De hecho, la Unión Europea calificó de «totalmente inaceptable» y «decepcionante» el texto propuesto por la presidencia, precisamente porque en él no se hace alusión al fin de los combustibles fósiles. Según indicaron el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, y la voz en la cumbre de la Presidencia del Consejo de la UE, la ministra para la Transición Ecológica española, Teresa Ribera, seguirán trabajando hasta que se incluya. Con las opciones puestas por ahora sobre la mesa, Ribera consideró «difícil alcanzar un acuerdo mañana -por hoy- a las once de la mañana» tal como quiere la presidencia de la COP28. No obstante, añadió que aún quedaba tiempo para intentar cerrar un pacto.

Del mismo modo, algunos de los participantes que han sido más exigentes y que han pedido un lenguaje más contundente con referencias explícitas al fin de los combustibles fósiles, como las peque- ñas islas -muy amenazadas por el calentamiento global- o países como Colombia, se han mostrado molestos con el nuevo texto. «Sentimos que nuestras voces no han sido escuchadas», dijeron desde el grupo negociador de los estados insulares, quienes afearon que «parece que varias otras partes han disfrutado de un trato preferente, comprometiendo la transparencia y la inclusividad del proceso».

«Nos preocupa enormemente que esta falta de plataforma para expresar nuestros puntos de vista se traduzca en un lenguaje débil» sobre los combustibles fósiles, pues lo que hay en el borrador, insistieron estos países, es «completamente insuficiente».

Por su parte, el coordinador de cambio climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, resumió el texto valorando que «cede a los intereses de los grandes países que estaban bloqueando, como Arabia Saudí o como los mismos EEUU». «Lo peor es que abre la puerta a falsas soluciones», lamentó Andaluz, pues se incluyen las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, así como la energía nuclear, soluciones, añadió, «que creemos no pueden ayudar a enfrentar la emergencia climática».

UNA TRANSICIÓN «ASEQUIBLE»

En concreto, en el borrador remitido a las delegaciones se reconoce la necesidad de acelerar una transición energética «sostenible, asequible e inclusiva» teniendo en cuenta los distintos puntos de partida y circunstancias de cada país, y garantizando la seguridad de sumi- nistro, el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza y la cooperación internacional.

Acto seguido, el artículo 39 asume la necesidad de reducciones «profundas, rápidas y sostenidas» de las emisiones de gases de efecto invernadero y pide a las partes que adopten medidas «que podrían incluir», entre otras las siguientes acciones: triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial y duplicar la tasa anual de mejora de la eficiencia energética para 2030; la «rápida y progresiva» reducción del carbón sin mitigación, y limitar la autorización de nuevas centrales que carezcan de sistemas de mitigación (captura y almacenamiento de CO2); y acelerar las tecnologías de bajas o nulas emisiones como las renovables, la nuclear y aquellas con captura, uso y almacenamiento de C02, y la producción de hidrógeno verde con el objetivo de intensificar la sustitución de los combustibles fósiles sin sistemas de mitigación en las matrices energéticas. De este modo, tal como indicó el represen- tante de Ecologistas en Acción, se asume sin ambajes la opción de la energía nuclear dentro del mix energético a promocionar contra la crisis climática.

Asimismo, el artículo 39 plantea reducir tanto el consumo como la producción de combustibles fósiles, de manera justa y ordenada y equitativa para lograr ser cero emisiones netas alrededor de 2050 o antes, de acuerdo con la ciencia; acelerar y reducir sustancialmente las emisiones de gases diferentes al del CO2, en particular las de metano a 2030; acelerar igualmente la reducción de las emisiones del transporte por carretera mediante vías, incluido el desarrollo y rápido despliegue de vehículos de bajas o cero emisiones; y la eliminación gradual y lo antes posible de los subsidios a los combustibles fósiles «ineficientes» que, se apunta en el texto, incitan al «despilfarro de consumo» y, apostilla, no llevan a abordar la pobreza energética ni la transiciones justas.

Así, ninguna de estas opciones recoge la expresión phase out (eliminación) de los combustibles fósiles que esperan los organismos ecologistas y buena parte de los países. En su lugar, se enfatiza la necesidad de reducir emisiones y se deja la puerta abierta a tecnologías como las CCS o CCUS (captura, uso y almacenamiento de C02), criticadas por muchos científicos pues no evitan la emisiones a la atmósfera.

En todo caso, la propuesta no es definitiva. Al contrario, tal como indicaron los representantes de la UE, hay margen de cambio, y las delegaciones de los países y entidades supranacionales implicados seguirán negociando al objeto de lograr un acuerdo que podría incluso recoger formulaciones totalmente diferentes a las incluidas en el borrador.

Hay margen, otra cosa es que haya voluntad. De hecho, el presidente de la cumbre, Sultán al Yaber, afirmó que ese borrador es «un enorme paso adelante». Para sus intereses petroleros seguramente sí.



Panel de expertos independientes para la financiación climática

Colombia, el Estado francés y Kenia anunciaron ayer la creación de un panel de expertos internacionales independientes para que analicen y propongan reformas al sistema financiero global para asegurar una mayor y mejor financiación para objetivos climáticos y evitar que los países en desarrollo estén limitados por la deuda.

Así lo expusieron la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, la ministra francesa de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher, y el enviado especial para el Cambio Climático de Kenia, Alí Mohamed. Este proyecto será, según dijo Muhamad, «lo más amplio internacionalmente y diverso posible», y hará «una revisión de la deuda soberana y de su impacto en la capacidad de financiar el cambio climático, y las alternativas para que podamos con la deuda». En ese sentido, se buscará «avanzar en la financiación climática» y encontrar «cuáles serían esas alternativas financieras de escala multilateral y de largo plazo para abrir un espacio fiscal en países como Colombia, que tiene un espacio muy cerrado (para adaptación climática) por la deuda acumulada». «Esperamos que este análisis empiece a generar propuestas para la reforma integral del sistema financiero internacional», dijo la ministra.

Por su parte, Pannier-Rumacher indicó que esta iniciativa busca bajar la discusión climática al terreno, para quienes buscan «nuevas formas de financiarse, para incentivar a los países en desarrollo a alcanzar su propio camino para desarrollar sus economías, invirtiendo en la naturaleza, desarrollando renovables». «Esos países tienen que asegurarse de obtener esas cosas cuando están frente a la carga de la deuda. No pueden hacerlo sin apoyo. Esto es exactamente eso. Esto es un cometido para implementar eso, pero en el campo, con proyectos concretos», señaló la representante gala. GARA