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Llamas


Dicen que cuanto más intenso es el sol, más destacan las sombras, y mucho resplandece ahora porque el paisaje está cada vez más sombrío. Hoy se comunicará si hay acuerdo para una ley migratoria que el Senado endureció y tras discusión en la cámara baja, se ablandó para que la derecha y la ultraderecha la rechazaran, pero que es lo suficientemente restrictiva para que la izquierda la repudie. Macron tiene dos opciones, o aprobar su propuesta retrógrada por decreto, o adoptar la versión aun más liberticida del Senado, lo que sería reconocer que la extrema derecha ha impregnado la opinión tan despiadadamente que hoy es asumible negar la asistencia médica a un ser humano por el simple hecho de no tener papeles.

Tal es la ceguera, que incluso referencias como el octogenario abogado Serge Klarsfeld, conocido cazador de nazis, considera que el partido de Marine le Pen, heredero de los que deportaron a su familia, no es ya ningún peligro, sino, al contrario, un «aliado contra el islamismo». Porque, define, «un partido de extrema derecha es aquel cuyo ADN es el antisemitismo, y no es el caso del RN», que solo irradia otras fobias chauvinistas. No es el sol lo que provoca estas sombras, son las llamas de un incendio intelectual que va a costarnos mucho apagar.