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EDITORIALA

Un salto cualitativo en una lamentable obstinación


La decisión del Ayuntamiento de Beskoitze de rescindir el contrato de alquiler sobre los terrenos en los que se asienta la ikastola pone en riesgo el futuro de un proyecto educativo exitoso y sume en una gran incertidumbre al medio centenar de familias que han apostado por escolarizar a sus hijos e hijas en el centro de Seaska, así como a quienes trabajan en él. Pero es también un ejemplo de la precariedad a la que parece estar condenada la enseñanza en euskara y un recordatorio de que, avanzada la tercera década del siglo XXI, en amplias zonas de nuestro país la escolarización en lengua vasca sigue siendo un camino tortuoso y una invitación a la lucha, al compromiso y a la movilización, cuando no debería.

En el caso del gobierno de Fabienne Ayensa llueve sobre mojado. Son conocidos sus impedimentos para ampliar un inmueble que se ha quedado pequeño y donde padres, madres y profesorado han tenido que hacer uso de instalaciones prefabricadas y de imaginación para hacer frente a las evidentes carencias actuales. La irracional obstinación del Consistorio labortano ha recibido contundente respuesta, como ocurrió con la gran manifestación del mes pasado, sin embargo, la decisión adoptada este lunes es un salto cualitativo, pues no se limita a mantener la penosa situación de los escolares, sino que los aboca a un escenario incierto a partir del verano.

Es grave que más de cincuenta familias no sepan qué va a ser de ellas en unos meses y es lacerante tener que salir a la calle una vez más. Pero no queda otra mientras el andamiaje en el que se asienta la enseñanza en nuestra lengua sea tan endeble. Esta es la triste realidad, una situación que hace más incomprensible que allí donde el terreno es a priori más firme, como en la CAV, no se haya aprovechado la tramitación de la nueva ley educativa para dar también un salto cualitativo, pero, en este caso, en la dirección correcta. Este pueblo parece abocado a mantener una militancia perenne, lo que no deja de provocar hastío, pero errará quien confunda este sentimiento con la capitulación o el acatamiento. Al contrario, la determinación en defensa del euskara sigue siendo absoluta. Lo vamos a ver en Beskoitze, lo va a comprobar su alcaldesa.