Puede ser

Como hay entretenimientos para preadolescentes, prejubilados y precandidatos en alacena de pasos pedidos, cuando se encarama a nuestra avezada incontinencia coyuntural de convivencia en común una palabra que alguna institución considera que es la más significativa del año entramos en duda, en turbo cabreo, en aclarado ecológico y acabamos pensando que claro, puede ser esa la que más hemos usado o la que más nos ha acompañado en reflexiones, siestas y meriendas de exalumnos. Dicen, y por algo será, que se trata de polarización.

Tenemos una cuota, parte de culpa de este encumbramiento, pero si miras y vuelves a mirar, la polarización no es un método sino una manera de ser. O estar. En algunos rubros de la actividad económica, la polarización es un material de combustión, una forma de crear antagonismos y, por ello, más consumo de esas dos moléculas enfrentadas de producto de limpieza o refresco para anular a todos los demás. Sería quizás una técnica de buscar desesperadamente el bipartidismo que se está ejerciendo de manera consciente con desigual interés en los dos partidos que fueron hegemónicos y que ahora mantienen la cabeza en su núcleo de irradiación, pero necesitan la concurrencia de otras fuerzas políticas.

Puede ser. Todo puede ser. Viendo el programa especial del dúo Gomaespuma, diecisiete años después de su separación para recaudar fondos para su Fundación, de repente se despide la entrega con una reina sentada entre ambos, en un sillón sobre pared neutra, hablando como una persona que fue periodista. Todo puede ser.