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Cumpleaños infeliz para UPN


Hay aniversarios con grandes celebraciones festivas y otros con aire de funeral. UPN cumple 45 años y, aunque han intentado sacar pecho, es evidente que no se encuentran en su mejor momento. Tanto es así que suena pretenciosa su intención de seguir celebrando muchos más. No es que el espacio sociohistórico de derecha navarro-españolista vaya a evaporarse, es más bien que ha entrado en crisis la expresión orgánica de los últimos años, con un agente principal (UPN) y otros secundarios (PP, Ciudadanos, ahora Vox...), pactando o compitiendo, a veces haciendo ambas cosas a la vez.

UPN obedecía a dos pulsiones, una «local» de élites empeñadas en mantener sus posiciones de poder y otra «de Estado», que entendía que era mejor hacer frente a la izquierda y el abertzalismo con una plataforma política y discursiva que simulara formularse desde y para Navarra. No ha sido esta una historia exenta de tensiones, que se lo pregunten a del Burgo, Cervera, Sayas o Adanero. Pero más allá de los navajazos, existía cierto consenso en torno a la hipótesis «derecha española con marca propia en Navarra».

¿Se ha roto esa coincidencia? ¿UPN puede seguir siendo el agente principal de la operación? La cuestión de fondo es que la posición estratégica para la que se formuló esa hipótesis ya no existe: no tiene sentido guardar la muralla, porque «los vascos» la han superado y están dentro de la zona amurallada. Hay quien ya está planteando que el énfasis en la defensa de la foralidad y la personalidad diferenciada de Navarra ya no sirve como anticuerpo frente al proyecto de construcción nacional vasco. Sería el momento de una marca estatal, que en el binomio Navarra-España subraye más explícitamente el segundo elemento. En realidad, eso sería renunciar al proyecto original de UPN: para ese viaje no hacía falta un tránsito de 45 años. Pero, en fin, dejémoslos meditar en este tiempo de cumpleaños infeliz.