GARA Euskal Herriko egunkaria

Borne presenta su dimisión a Macron y se abre la remodelación del gabinete francés

La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, permaneció ayer reunida durante una hora con el presidente Emmanuel Macron y, tras su salida del Palacio del Elíseo, cobró más fuerza la opción de una remodelación de gobierno que se confirmó a última hora de la tarde.

Élisabeth Borne, en julio de 2020, junto a Emmanuel Macron. (Ludovic MARIN | AFP)

La primera ministra Elisabeth Borne abandonó la sede oficial de la Presidencia francesa tras mantener la tarde de ayer una entrevista con el presidente Emmanuel Macron. Ese encuentro daba de inmediato carta de naturaleza a una eventual reestructuración del Gobierno, en la que insisten desde hace días los medios de comunicación franceses.

A última hora de la tarde, un mensaje a través de las redes sociales servía a Macron para agradecer los servicios prestados a Borne, mientras que ésta anunciaba que ella y sus ministros asegurarán el periodo de transición hasta que el presidente designe al nuevo ejecutivo. La remodelación está destinada a relanzar la acción de gobierno, muy tocada por la larga batalla social por la reforma de las pensiones, pero también por la votación de una ley sobre inmigración, que, aunque el macronismo pactó con la derecha, recibió las bendiciones de la ultraderecha, con la consiguiente pérdida reputacional para el Ejecutivo.

Borne había mostrado su vocación, pese a todo, de seguir en Matignon, y en su carta de dimisión remarca ese interés, dando a entender que su salida responde exclusivamente a la decisión de Macron de renovar el Gobierno para seguir con más brío en la línea de las reformas.

Aunque no se ha filtrado ninguna información sobre el relevo al frente de Matignon, la agencia AFP saca a la palestra el nombre de Gabriel Attal, actual ministro de Educación, como posible elegido de Macron para asumir las riendas de un nuevo Ejecutivo. El titular de Agricultura, Julien Denormandie y el de Defensa, Sébastien Lecornu, figuran también en algunas quinielas.

GABRIEL ATTAL, EL TODOTERRENO

La última remodelación ministerial tuvo lugar el pasado verano, cuando, sin sacar a Élisabeth Borne de su puesto, el presidente francés apadrinó una crisis de gabinete de «baja intensidad». El Elíseo optaba entonces por confiar en referentes ya consolidados del campo macronista, evitando los fichajes inesperados de referentes de la sociedad civil.

El guiño de Macron en su discurso cara al nuevo año a medidas de «autoridad», entre las que figura la reimplantación del uniforme escolar o la ampliación de horarios en centros escolares de zonas sociales sensibles, parece consolidar ese estado de gracia de Attal, que tras ejercer de portavoz de Gobierno, pasó a convertirse luego en responsable de Presupuesto, como segundo de a bordo de Bruno Le Maire, ministro de Economía y uno de los pesos pesados del Gobierno, antes de saltar, como se ha dicho, al Ministerio de Educación.

El bordelés Thomas Cazenave, ya miembro de la Comisión de Finanzas, fue elegido para recoger la cartera que dejó vacante Attal, mientras que el exdirector de Gabinete, Aurélien Rousseau, fue promovido al frente del Ministerio de Sanidad. Exponente de la cada vez menos consistente «ala izquierdista» del macronismo, Rousseau dimitió el mes pasado por no estar de acuerdo con la nueva legislación sobre migración, que contempla restringir la asistencia médica y las ayudas sociales a «extranjeros sin papeles».

Borne ha tenido una presencia constante en los gobiernos de Macron desde su elección en 2017, por lo que su salida de Matignon marca un cambio relevante en el paisaje institucional. En su haber, la capacidad de sobrevivir a media docena de mociones de censura, pero sobre todo la utilización sin complejos del decreto como forma de gobiernos. Ha empleado el artículo 49.3 en una veintena de ocasiones.