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Un derbi sin presas y exiliadas, un derbi, una fiesta en hermandad y libertad


El 13 de enero de 2024 vuelve a ser un día especial, de esos días grandes, que se marcan de manera importante en el calendario de nuestro pueblo. Este 13 de enero se dan la mano en el mismo sitio, en Bilbo, la manifestación anual más numerosa de este país por los derechos de las personas presas y refugiadas; y el derbi Athletic-Real, reivindicación y celebración para los que nos sentimos parte de un pueblo que aspira a todo en el camino de la libertad.

Como realzales y athletizales, durante años hemos denunciado las vulneraciones de derechos, la dispersión o el alejamiento, hemos portado banderolas o hemos participado en diferentes acciones. Porque somos parte de un sentimiento colectivo, de este pueblo, que tenemos una parte de nuestro corazón también preso, mientras no se resuelva esta situación la grada seguirá siendo el reflejo de lo que nos toca vivir cada día.

La grada es parte de esa llave social que, mayoritariamente, continua exigiendo el final de las medidas de excepción que se aplican a los y las presas políticas vascas. Por lo que hoy queremos unirnos, con nuestras voces y firmas, animando a participar en la manifestación del día 13 que saldrá de la Casilla a las 16.00 horas. Y, después, todos y todas juntas viviremos como celebración el derbi, orgullosas de nuestro compromiso y compartiendo el objetivo común de que queremos vivir con normalidad y en libertad en nuestro pueblo, y para ello hay que abrir la puerta de las cárceles y el exilio.

Viviremos de nuevo una de la mayores fiestas del futbol vasco, con permiso de otros derbis como los que celebramos con el Osasuna, Alavés o Eibar, un partido especial, de los más bonitos donde el esfuerzo colectivo de nuestros equipos nos hace que gocemos con pasión. Porque nuestros equipos son esfuerzo colectivo, los clubs y la afición de Euskal Herria son singulares en el futbol y en muchos deportes, en un momento de incertidumbre con una amenaza de otra vuelta de tuerca en la comercialización aún mayor del futbol europeo frente a los intereses de aficiones como las nuestras. Aquellas que, desde el pueblo, con el esfuerzo colectivo, vivimos la armonía del deporte de forma diferente, reflejo de que queremos sociedades más justas para todos y todas, somos utópicas como aficionadas y como ciudadanas.

Por eso cuando cantamos juntas en San Mames o en Anoeta, en cada partido, «Eta nik txoria nuen maite» queremos lo mejor para nosotras. No seremos libres mientras no se de una solución justa a las personas presas, huidas y deportadas. Un canto colectivo en el que se resume toda nuestra utopía de aficionadas y ciudadanas vascas: un derbi sin presas y exiliadas, un derbi, una fiesta en hermandad y libertad.