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EDITORIALA

Hacer cumplir la normativa laboral es prioritario


El año ha comenzado de manera trágica para los trabajadores de Euskal Herria. El día 9 un transportista murió en un accidente en el puerto de Santurtzi y otro trabajador, atrapado por una puerta en Trapagaran; un día más tarde un trabajador falleció en una finca agrícola en Funes; el pasado lunes un operario perdió la vida al caer de un tejado en Arribe; al día siguiente, otro trabajador murió en un accidente de tráfico en Funes; el miércoles, el conductor de un camión grúa murió en Cadreita; al día siguiente otro operario falleció al caer de un andamio en Errenteria y ayer mismo otro trabajador más murió en la cantera de Peñacerrada, en Araba. En apenas once días de enero han muerto en accidente laboral nada menos que ocho trabajadores.

La estadística de trabajadores muertos en accidentes laborales es realmente sobrecogedora y debería ser objeto de un amplio y profundo debate político, más allá de las concentraciones sindicales y de las condolencias de los responsables políticos. Una mortalidad tan elevada apunta a que el entorno laboral en este país es, en general, poco seguro. Y entre las causas de inseguridad, algunas parecen bastante evidentes. Dos trabajadores, el 25% del total, han muerto como consecuencia de caídas al vacío. El trabajo en altura tiene una normativa específica que, a juzgar por el número de accidentes, apenas se cumple. Y en este aspecto, la responsabilidad de los empresarios es clara: ellos son los encargados de organizar el trabajo y velar porque se cumplan los protocolos de seguridad. Pero también es cometido de la Administración que la ley se cumpla. Y en un contexto de elevada mortalidad, ante lo que parece una actitud de desidia generalizada, es fundamental que las administraciones públicas inviertan en inspección y sancionen todas las conductas incorrectas.

Se ha avanzado mucho en concienciación sobre la salud y la seguridad en el trabajo, pero a la vista de las terribles cifras de muertes en accidentes laborales es evidente que todavía queda mucho camino por recorrer. Normas hay más que suficientes; es el momento de que las autoridades hagan que se cumplan.