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CONVULSO MAPA POLÍTICO ALEMÁN

La socialdemocracia alemana se prepara para reemplazar a Scholz

El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) del canciller Olaf Scholz, cae en picado en casi todas las encuestas. Está a punto de llegar a sus mínimos históricos. Al mismo tiempo, la sociedad muestra su cara más reivindicativa. La oposición democratacristiana se presenta fuerte, pero le ha salido otra escisión más a su derecha.

(John MACDOUGALL | AFP)

Alemania ha arrancado 2024 con una oleada de protestas, manifestaciones y huelgas. Primero salieron los agricultores a la calle, después miles y miles de personas se manifestaron contra la neofascista Alternativa para Alemania (AfD) y sus planes de deportar a casi dos millones de ciudadanos de origen extranjero. El miércoles pasado los maquinistas del sindicato sectorial GDL han vuelto a la huelga que durará seis días, lo que significa un nuevo récord para el país.

Aunque al SPD de Scholz no se le puede hacer responsable de todos los males, sí lo es por no saber hacer frente a esos retos, lo que le supone pagar un alto precio político. Por eso, el canciller ha perdido gran parte de las simpatías del electorado. Este hecho pesa un tanto más, porque justamente gracias a ellas Scholz ganó las elecciones generales del 2021.

Si mañana hubiera comicios, el SPD sólo obtendría 14 puntos, 11 menos que en las elecciones de hace algo más de dos años. Sus socios, los Verdes ecologistas del ministro de Economía, Robert Habeck, se situarían en el 14% (un 5% menos), mientras que los liberaldemócratas (FDP) de su ministro de Hacienda, Christian Lindner, se quedarían fuera del Parlamento al no superar el lístón del 5%.

Ante este panorama, según el diario “Süddeutsche Zeitung”, el SPD se prepara para cambiar a Scholz por el ministro de Defensa, Boris Pistorius, quien goza de bastante más simpatías que su jefe de Gobierno.

PARA SER RELEVADO, EL CANCILLER TENDRÍA QUE DIMITIR Y SU SUSTITUTO TENDRÍA QUE SER INVESTIDO CON LOS VOTOS DEL TRIPARTITO.

Sin embargo, en el FDP se alzan voces que auguran que la coalición «semáforo» no llegará a cerrar la legislatura en el año 2025.

Es probable que el SPD y el FDP vayan a esperar al 9 de junio, cuando en Alemania se celebrarán las elecciones europeas y las municipales en ocho de los 16 estados federales. Dos semanas antes, en Turingia, ya se habrá decidido el reparto de fuerzas en los ayuntamientos. En este land, así como en Sajonia y Brandenburgo, se votarán los parlamentos regionales en setiembre. En ninguno de los tres se prevé la victoria el SPD, sino la de la AfD, que a nivel federal se coloca, con el 20%, como segunda fuerza por detrás de la CDU.

La líder de la oposición en el Bundestag suma actualmente con el 31% casi tantos puntos como el tripartito de Scholz. Aún así, su líder, Friedrich Merz, se halla lejos de ser el próximo canciller alemán. Con los ministro-presidentes de Baviera y Renania del Norte Westfalia, Markus Söder (CSU) y Henrik Wüst (CDU), respectivamente, le han salido dos rivales que recaban más simpatías. Wüst marca distancias con la AfD, llamándola «partido nazi», mientras Söder muestra cierta equidistancia y Merz copia, en parte, el discurso xenófobo de los ultras.

Estos últimos se han aprovechado hasta la fecha de que el electorado suele preferir el original a la copia. Además, han visto que -hasta ahora- el apoyo incondicional del Gobierno y de la CDU al régimen israelí ha legitimado su propio racismo.

Sin embargo, las revelaciones sobre un encuentro en el que integrantes de la AfD y neofascistas, como el austríaco Martin Sellner, hablaron de expulsar a dos millones de alemanes de origen extranjero han causado una fuerte respuesta social. En contra de esos planes salieron a la calle un millón y medio de manifestantes a lo largo de la semana pasada. Las masivas protestas invalidan el eslogan preferido de la AfD: «Somos el pueblo». Pueblo, volk en alemán, tiene una connotación racista ya que sólo comprende a las personas de «sangre alemana».

Por ahora ningún partido puede sacar partido de las protestas, porque han sido organizadas por la sociedad civil con un consenso político muy amplío. Así, se han convertido en un válvula para aquella parte de la sociedad que está en contra de la AfD, pero que tampoco comulga con la política de los demás partidos.

Quizá por esta falta de control sobre esta movilización masiva, el ala derecha de la CDU ha denunciado la presencia de «extremistas de izquierda» y de «personas que odian a los judíos»en las manifestaciones.

A pesar de estas declaraciones, el partido de Merz no ha podido evitar que en el este le haya surgido una escisión, dispuesta a cooperar con la AfD.

Fuera de cualquier ecuación política se colocan el partido socialista Die Linke (La Izquierda) y su escisión, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW). El primero perdería su presencia en el Bundestag mientras que el segundo, por ahora, no entraría. De todas formas, este fin de semana el BSW celebrará su congreso fundacional. Su primer objetivo es concurrir a los comicios europeos para calibrar su fuerza constituyente.