Una criatura libre y empoderada

Con “Pobres Criaturas”, Yorgos Lanthimos certifica su pertenencia a ese selecto grupo de directores que han sido capaces de crear un discurso propio muy reconocible. Este autor logra amalgamar de manera orgánica y profunda elementos surrealistas con humor negro, construyendo así una visión del mundo sumamente peculiar.

Inspirada en la novela homónima de Alasdair Gray, publicada en 1992, y adaptada por el guionista Tony McNamara, colaborador previo del director en “La Favorita” (2018), la película nos introduce en un universo estrafalario. La trama, que se desarrolla en una versión gótica y steampunk de la era victoriana, presenta a Bella Baxter, una especie de monstruo femenino resucitado por un científico desquiciado encarnado por Willem Dafoe.

En este relato alucinante, Lanthimos nos lleva a un viaje surrealista donde lo grotesco y lo desquiciado se entrelazan con la biología y la curiosidad y en el que gobierna por completo un personaje fascinante, Bella Baxter. Interpretada por una arrolladora Emma Stone, su personaje emprende un inusual viaje iniciático de una joven manipulada y reprimida dentro de un contexto social patriarcal y que derivará en una conducta libre y autosuficiente. En su conjunto, el filme puede ser tomado como una versión libre de prejuicios y perversa del “Frankenstein” de Mary Shelley, pero dentro de las coordenadas de los pastiches góticos y recreado con gran fuerza visual por el fotógrafo Robbie Ryan, distorsionando visualmente los encuadres que tienden a recordarnos lo que filmaron Murnau y Wiene cuando el cine no sabía hablar. Fruto de todo ello es el delirio y la locura que dotan de sentido y desconcierto un imaginario visualmente impactante que desafía convenciones y nos transporta a un territorio fuera de lo común.