Jo, ¡qué noche madrileña!

Pokeepsie Films, la productora de Álex de la Iglesia y Carolina Bang, han respaldado la ópera prima de Eva Hache, una obra inaugural muy irregular pero que destila frescura y revela a Hache como una directora nada desdeñable.

En este turbulento relato, topamos con una treintañera que finalmente parece estar conquistando sus sueños. Encarnando a la generación que se creía perdida y que después de años de ser profesora universitaria suplente, está a punto de defender su tesis. Vive sola en un modesto apartamento en el corazón de Madrid, una victoria obtenida a pesar de las precariedades. Sin embargo, la víspera de su defensa, mientras desecha la basura, se cruza con una amiga recién separada de su novio. Es aquí donde comienza la vorágine, y resulta interesante presenciar cómo Eva Hache orquesta un auténtico frenesí de adrenalina, con la tensión ascendiendo de manera constante pero que a veces resulta demasiado atropellada.

En la odisea nocturna por Madrid que protagoniza el personaje encarnado por una esforzada Ana Polvorosa, asistimos a los cambios constantes que sufre, dentro de un contexto urbano muy amenazador y en el que predomina el egoismo y la nula solidaridad.

La trama coloca a su protagonista en una paradoja, ya que nadie la ayuda, pero también es más que probable que ella se mostrara igual de insolidaria con otra persona colocada en su tesitura.

Hache nos descubre una imagen diferente de barrios populosos como es el caso de Carabanchel, creando un escenario original donde el entorno no es hostil.

En su conjunto, el filme recuerda en muchas ocasiones da la genial “Jo, ¡qué noche!” de Martin Scorsese y también se intuye en la directorsa una aproximación al estilo de Álex de la Iglesia.