La población avalará mañana la mano dura de Nayib Bukele

Nayib Bukele recibirá mañana el espaldarazo de la población salvadoreña a su política de mano dura y de guerra contra las pandillas. Las encuestas le otorgan una holgada victoria frente a una oposición desaparecida y dividida. Los partidos FMLN y Arena, que se repartieron el poder durante treinta años, están en sus horas más bajas.

Ni las detenciones arbitrarias, ni un régimen de excepción perpetuo, ni una reelección inconstitucional. Nada ha hecho mella en la población de El Salvador que volverá a confiar mañana en Nayib Bukele. La militarización de las calles, el control absoluto de los poderes y el desdén a las denuncias de la comunidad internacional sobre violaciones a los derechos humanos convencen a la ciudadanía. Las encuestas revelan que el candidato de Nuevas Ideas arrasará en las urnas, al aglutinar el 81,9% de la intención de voto, mientras que los otros cinco aspirantes apenas suman un 12,2%. Bukele llegó en 2019 para quedarse tras romper por primera vez el bipartidismo histórico entre el partido de izquierdas heredero de la guerrilla Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que se repartieron el poder 30 años.

Nada queda ya de esas dos formaciones salpicadas por escándalos. Los dos expresidentes de FMLN, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, se encuentran asilados en Nicaragua para huir de la Justicia que los persigue por varios casos de corrupción. Mientras, quien fuera el último mandatario de Arena, Antonio Saca está en prisión tras haber sido condenado en 2018 a 10 años de cárcel por el desvío y lavado de más de 300 millones de dólares de las arcas públicas.

Con este panorama, no es de extrañar que el candidato del FMLN, Manuel “El Chino” Flores solo aglutine un 4,2% de respaldo ciudadano, según el sondeo del Instituto Universitario de Opinión Pública. Por su parte, el aspirante de Arena, Joel Sánchez, alcanza el 3,4%, seguido de Luis Parada (Nuestro Tiempo), con un 2,5%; José Renderos (Fuerza Solidaria) y Marina Murillo (Fraternidad Patriótica Salvadoreña) con un 1,1 y un 1%, respectivamente.

Todo apunta a que Bukele no solo se hará con el Poder Ejecutivo sin necesidad de una segunda vuelta, sino que su partido, Nuevas Ideas, también acaparará casi en su totalidad la Asamblea Legislativa, dado que los sondeos apuntan que ocupará 57 de los 60 escaños. Este organismo ha sido fundamental para la implementación del Plan de Control Territorial, puesto en marcha al inicio de la legislatura y con el que pretende duplicar la cifra de militares en El Salvador pasando de 20.000 a 40.000. Asimismo, mensualmente, el Congreso prorroga el Régimen de Excepción implantado desde marzo de 2022 y que, según organismos nacionales e internacionales, viola los derechos humanos de las 75.000 personas detenidas hasta ahora, muchas veces sin haber cometido ningún delito.

MEDIDAS REPRESIVAS

Estas medidas represivas convencieron a la población que, pese a haber visto reducidos sus derechos, esperan que Bukele cumpla su palabra de acabar con las pandillas. Las responsabilizan de una violencia endémica con decenas de miles de muertos en las últimas décadas. El candidato a la reelección se jacta de que su país ha pasado de ser uno de los más peligros del mundo a ser el «más seguro de Latinoamérica». Para ello, ha recurrido a vídeos propagandistas de pandilleros semidesnudos y tirados en el suelo de las prisiones como muestra del poder que ejerce sobre estos grupos criminales.

Pero medios independientes como “El Faro” han revelado negociaciones del Gobierno con los líderes pandilleros.

Durante su legislatura, fue aglutinando el poder hasta lograr en febrero de 2021 el control de la Asamblea Legislativa con su formación Nuevas Ideas. Ello le permitió nombrar a un nuevo fiscal general y a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que allanaron su camino a la reelección, pese a prohibirlo la Constitución. Con toda probabilidad, mañana vencerá con facilidad ejerciendo aún más un férreo control del país los próximos cinco años y dejando a la oposición al borde de la extinción.