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IRREGULARIDADES EN LA INCINERADORA DE ZUBIETA

Lakua no tiene una caracterización del residuo enviado por Zubieta

A pesar de que como repitió el viernes el lehendakari, el Gobierno de Lakua se reafirmó «en la codificación realizada al residuo 190812 producido por GHK y empleada en los contratos de tratamiento suscritos entre GHK y los gestores autorizados Sader y Ecofert», ahora dice que «no dispone» de «información sobre una posible caracterización» de ese residuo enviado a Artaxoa.

La consejera Arantxa Tapia, en una comparecencia en el Parlamento de Gasteiz. (Endika PORTILLO | FOKU)

Tras haber apoyado públicamente a la incineradora de Zubieta después de que el Gobierno de Nafarroa denunciara que había enviado a Artaxoa residuos líquidos con una codificación de sólidos, ahora el Gobierno de Lakua responde al Parlamento que «no se dispone en este órgano de información sobre una posible caracterización respecto al residuo con código LER 190812 generado en la instalación de valorización de residuos en Zubieta y gestionado en las instalaciones de Ecofert Sandoain, S.L. en 2022».

El 23 de enero, el consejero de Medio Ambiente navarro, José María Aierdi, informó ante su Parlamento que la incineradora de Zubieta había estado enviando residuos líquidos a una empresa de Artaxoa cuando en el contrato se aseguraba que eran lodos, es decir, solidos.

Al día siguiente, por la mañana, en una comparecencia «de urgencia», el número dos de la Diputación de Gipuzkoa y presidente del Consorcio de Residuos, José Ignacio Asensio, aseguró que habían actuado correctamente. Esa misma tarde, según se publicó en algunos medios, el Gobierno de Lakua se reafirmó «en la codificación realizada al residuo 190812 producido por GHK y empleada en los contratos de tratamiento suscritos entre GHK y los gestores autorizados Sader (Bizkaia) y Ecofert». Añadió que dicha codificación del residuo «se ha realizado de conformidad con las directrices de la UE».

Poco después, al confirmar el Gobierno navarro su denuncia, GHK hizo pública una nota en la que volvía a apoyarse en el Gobierno de Lakua.

El pasado viernes, el lehendakari Iñigo Urkullu aseguró ante el Pleno del Parlamento que la incineradora de Zubieta envió a Nafarroa los residuos codificados y que el Gobierno que preside ratifica el residuo codificado con el LER 190812.

Sin embargo, ahora, en una respuesta fechada el 5 de febrero y firmada por la consejera Arantxa Tapia, se asegura que «no se dispone en este órgano de información sobre una posible caracterización respecto al residuo con código LER 190812 generado en la instalación de valorización de residuos en Zubieta y gestionado en las instalaciones de Ecofert Sansoain, S.L. en 2022, puesto que como se ha indicado anteriormente se trata de una relación entre dos entidades privadas».

ENTONCES ES PELIGROSO

Según la normativa actual, un código de estas características, si no tiene una caracterización, es decir, un análisis debidamente acreditado, debe ser catalogado como peligroso.

Como residuo peligroso, el Gobierno de Lakua, por ley, tenía que haber informado al de Nafarroa, que podría haberse opuesto a dicho transporte.

Por el contrario, Arantxa Tapia informa al Parlamento de que «los envíos se realizaron conforme a la normativa y a las autorizaciones emitidas por este Órgano, por lo que no procede medida adicional alguna».

UNA INCIDENCIA MUY LARGA

La información de Arantxa Tapia llega a petición del parlamentario de EH Bildu Mikel Otero, quien también preguntó a la consejera si la incineradora de Zubieta tenía permiso, y desde cuándo, para producir este tipo de residuos. El Departamento responde que ese residuo se ha generado «en una incidencia», que «es una actuación encuadrada en los subapartados G.3.f) y g) de la autorización».

En el documento del Gobierno se señala que «GHK informa que a lo largo del año 2022 se registró una incidencia en materia de ‘Aguas’ y que viene informando sobre ella mensualmente al Órgano ambiental»

Pero lo llamativo es que esa «incidencia» se viene alargando durante más de un año y medio y ha producido nada menos que 5.563 toneladas enviadas a la empresa navarra y una cantidad aún mayor a otra firma de Bizkaia. Cabría pensar, por tanto, que más que una «incidencia» es un fallo estructural en el funcionamiento de la incineradora.