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Tres atentados, dos de ellos en Baluchistán, en vísperas de las elecciones en Pakistán

Tres atentados, dos de ellos en Baluchistán, dejaron ayer al menos una treintena de muertos en vísperas de las elecciones generales en Pakistán, en medio de un repunte de la inseguridad. El Estado Islámico reivindicó los dos ataques de Baluchistán.

Personal de seguridad recoge indicios en el lugar de la explosión en Pishin. (Banaras KHAN | AFP)

La víspera de las elecciones generales de Pakistán se convirtió en una jornada de intensa violencia, con una serie de atentados con explosivos contra tres líderes políticos o sus seguidores en Baluchistán y en Khyber Pakhtunkhwa, las regiones más inestables, que dejaron al menos 30 muertos y 54 heridos. Los dos primeros tuvieron lugar en el territorio baluche bajo administración de Islamabad y fueron reivindicados por el Estado Islámico (ISIS), mientras que el tercero, en el que no se registraron víctimas mortales, no fue asumido por ningún grupo al cierre de esta edición.

El primero y el más letal de los ataques tuvo lugar en el distrito de Pishin, a unos 50 milómetros de Quetta, en la volátil región de Baluchistán, cuando un explosivo adherido a una motocicleta estalló frente a la sede de campaña de un candidato independiente, matando a al menos a 18 personas e hiriendo a otras 25.

El candidato regional Asfand Yar Khan Kakar, presunto objetivo del ataque, no se encontraba en el área cuando este se produjo, aseguró el oficial Muhammed Ramzan, del centro de control policial de Quetta, la capital de Baluchistán.

La segunda explosión ocurrió frente a la oficina del partido islamista Jamiat Ulema-e-Islam Fazl (JUI-F), en el distrito de Qilla Saifullah, también en Baluchistán, en el que murieron 12 personas y 24 resultaron heridas -cuatro en estado crítico-, indicó el policía Arshad Khan, también de Quetta.

Varios medios paquistaníes aseguraron que el político Maulana Wasey, miembro del JUI-F, era el objeto del ataque. El edificio que alberga al partido, ubicado en Qilla Saifullah, se incendió poco después de la explosión.

Ambos atentados fueron asumidos por el ISIS, que en sendos mensaje en Telegram indicó que sus milicianos utilizaron una motocicleta cargada de explosivos «en medio de un mitin electoral» tanto en Pishin como Qilla Saifullah.

Un tercer atentado se registró en el distrito tribal de Waziristán del Sur, de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, cuando una explosión alcanzó el vehículo del parlamentario Naseerullah Wazir, del partido Pakistán Tehreek-e-Insaf (PTI), dejando al menos cinco personas heridas.

Los tres ataques tuvieron lugar a menos de 24 horas de la apertura de los colegios para los comicios generales y provinciales de Pakistán.

«PUÑO DE HIERRO»

«Elementos malignos quieren sembrar el caos y crear inseguridad para impedir que la gente ejerza su derecho al voto. Impediremos a cualquier precio que las malas intenciones del enemigo triunfen, el ataque terrorista a ciudadanos inocentes es un acto muy cobarde», sostuvo el ministro de Interior en fuciones de Pakistán, Gohar Ejaz, quien prometió «puño de hierro» contra los autores de los ataques contra civiles.

El anuncio de las elecciones ha propiciado un aumento de ataques contra candidatos y personal de la Comisión Electoral, en especial en Baluchistán y Khyber Pakhtunkhwa, con gran presencia de grupos armados insurgentes.

Baluchistán, rica en minerales e hidrocarburos y dividida entre Pakistán, Afganistán e Irán, ha sido escenario de actividad armada separatista.

Pakistán elige hoy por votación nominal 266 representantes de la Asamblea Nacional -otros 70 se eligen por representación proporcional (60 escaños reservados a las mujeres y 10, a las minorías religiosas)-, además de los representantes de las asambleas legislativas regionales de sus cuatro provincias, un proceso al que están convocados más de 128 millones de personas.



La persecución de Khan y su partido cuestiona los comicios

La credibilidad de las elecciones en esta república islámica de 240 millones de habitantes ha quedado en entredicho de antemano, con el encarcelamiento del ex primer ministro Imran Khan y la represión contra su partido, Pakistan Tehreek e Insaf (PTI). Khan, que perdió el favor del poderoso Ejército, que le apoyó en 2018, fue excluido de la carrera presidencial tras las condenas a largas penas de prisión por corrupción, traición y matrimonio ilegal y la desarticulación de su partido con severas restricciones. La puerta parece así abierta para la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N) de Nawaz Sharif, que podría convertirse en primer ministro por cuarta vez. Sharif regresó al país en octubre tras cuatro años de exilio. Los analistas creen que llegó a un acuerdo con el Ejército y desde su regreso se le han anulado varias condenas por corrupción. El caos político, el deterioro de la seguridad y una grave crisis económica han provocado en los paquistaníes el mayor desánimo en décadas. Siete de cada diez no confían en la integridad de las elecciones, según Gallup.GARA