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RELEVO EN LA JEFATURA DEL ESTADO

Los retos de Indonesia bajo la Presidencia de Prabowo Subianto

Prabowo Subianto, exgeneral y yerno del dictador Suharto, y con un pasado de violaciones de los derechos humanos, asumirá como presidente en octubre. Deberá hacer frente a las maniobras de la élite política y empresarial y responder a las demandas de la población, pero nada apunta que Indonesia vaya a abandonar su no alineamiento en política exterior. El mayor riesgo, la regresión democrática.

(Yasuyoshi CHIBA | AFP)

El 14 de febrero más de 204 millones de personas estaban llamadas a elegir presidente, vicepresidente y más de 20.000 parlamentarios y cargos institucionales. En la carrera presidencial el exgeneral Prabowo Subianto se hizo con la victoria, al lograr más del 60% de los votos.

Tras esa victoria aplastante, y a la espera de los datos oficiales, ese triunfo abre la puerta de la Presidencia, tras tres derrotas anteriores, a este antiguo militar, yerno del dictador Suharto y con un oscuro pasado de violaciones de derechos humanos cuando era comandante del Ejército.

Una suma de factores son clave para interpretar su victoria. Primero, hay que reconocer la capacidad de Prabowo para «reinventarse» en las semanas previas a las elecciones. Ha sabido conjugar un rostro amable, cercano a la juventud a través de las redes sociales, configurándole una imagen de «tierno abuelo», frente a su oscuro pasado, con la que se ha ganado el sobrenombre de gemoy, un apodo para todo lo que es tierno y adorable. Además, buena parte del electorado más joven no guarda en su memoria las terribles acusaciones en su contra.

En segundo lugar, el apoyo no oficial del actual presidente Joko Widodo “Jokowi”, quien, pese a no mostrar públicamente su postura, la dejó bastante clara cuando logró que su hijo mayor fuera el compañero de fórmula de Prabowo. La popularidad de Jokowi ha sido fundamental para el resultado y para solventar los impedimentos oficiales de la candidatura, ya que la aplicación estricta de la ley indonesia no hubiera permitido la participación de su hijo, quien finalmente pudo concurrir gracias a una sentencia del Tribunal Constitucional, cuyo presidente es tío del candidato a vicepresidente y fue nombrado por el propio Jokowi.

El tercer factor, el apoyo a Prabowo se puede interpretar como una apuesta por la continuidad de las políticas populistas del presidente saliente, confirmando de facto su presencia con la de su hijo en la fórmula ganadora.

LAS MANIOBRAS Y LOS RETOS DEL NUEVO ESCENARIO.

Será en octubre cuando Prabowo tome posesión del cargo, y hasta entonces muchos análisis apuntan a la apertura de un período marcado por las maniobras de diferentes actores indonesios. La élite política y empresarial buscará apuntalar los cimientos del nuevo escenario y asegurarse un papel en el mismo. Jokowi, probablemente, aprovechará su alianza para reservarse un papel importante en el futuro, mientras que la oligarquía local y los cargos institucionales intentarán hacerse con puestos y prebendas ventajosas para sus intereses.

En clave interna, el nuevo presidente deberá también hacer frente a las demandas de buena parte de la población que le ha apoyado. Una realidad marcada por la inasequibilidad de bienes básicos, la falta de oportunidad de empleo, altas tasas de pobreza y unos deficientes y costosos servicios de salud y educación.

Las implicaciones en política exterior también tendrán su protagonismo. Indonesia juega un papel geopolítico crucial en el Indo-Pacífico, y su importancia geoestratégica le puede dar cierta tranquilidad de maniobra, consciente de la necesidad de los actores externos. Por eso, es probable que siga profundizando su relación con China, al tiempo que mantiene los fuertes lazos con EEUU y sus aliados occidentales. No es probable, por tanto, que abandone su postura de no alineamiento.

TODAVÍA SON BASTANTES LAS INCÓGNITAS,

pese a que muchos analistas sostienen que las cosas no cambiarán mucho. Uno de los riesgos más evidentes es la posibilidad de que se acentúe la regresión democrática ya iniciada en la última parte del mandato de Jokowi, porque con el nuevo presidente se puede abrir la puerta a un desmantelamiento de las estructuras democráticas de las últimas décadas.

Para ello será importante saber qué personalidad de Prabowo prevalecerá. Si apuesta por su postura de «abuelo tierno» utilizada en campaña o si asoma la postura orgullosa de su pasado militar partidaria de una especie de Nuevo Orden 2.0, en referencia a la dictadura de Suharto. Si apuesta por esto último, no es probable que lo haga de forma inmediata, sería una maniobra de implementación gradual.

Pero no conviene olvidar que al margen de su pasado de violaciones de los derechos humanos, es «inteligente, buen estratega y a menudo pragmático, como lo demuestra su alianza con Jokowi».

Y en esa ecuación final conviene seguir de cerca la cohabitación entre el nuevo presidente y su predecesor. La puerta a un desgaste democrático puede estar entreabierta en Indonesia y eso aumentaría la posibilidad de un camino hacia una autocracia en el cuarto Estado más poblado y la tercera «democracia» del mundo. También es evidente que su oscuro pasado no pesará en sus relaciones con Occidente, que ya ha trabajado con él mientras ha sido ministro de Defensa con Jokowi.