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1985

Atentado mortal contra Arcocha, militar y jefe de la Ertzaintza

Justo hace un año se tributó en Arkaute un homenaje al superintendente Carlos Díaz Arcocha, con presencia de su familia. (ERTZAINTZA)

Carlos Díaz Arcocha, máximo responsable policial de la Ertzaintza y teniente coronel del Ejército español -los dos datos resultan relevantes para recordar aquel atentado-, había parado a las afueras de Gasteiz, en Elorriaga, a desayunar en un bar, camino de la base de Arkaute. Era el 7 de marzo de 1985. En ese momento, un comando de ETA -denominado “Xira”, según algunas informaciones- aprovechó para colocar una bomba-lapa con un sedal conectado a la rueda para que se activara en cuanto el coche comenzara a moverse.

Todo hace indicar que la organización hoy extinta contaba con información precisa sobre los movimientos del mando policial para poder haber ejecutado de esa manera aquella acción. De hecho, dos ertzainas fueron juzgados por aquello, aunque resultaron finalmente absueltos.

Cuando el jefe de la Ertzaintza salió del bar pocos minutos después y puso en marcha el vehículo, la bomba explotó y levantó el coche, lo que provocó heridas de extrema gravedad a la víctima. Díaz Arcocha, atendido en un primer momento por varios ertzainas, falleció en el hospital Santiago Apóstol.

REIVINDICACIÓN DEL ATENTADO

La tormenta política no tardó en desatarse, en cuyo epicentro se situó el sentido o intencionalidad de aquella acción. Para quienes la condenaron, se trataba de un agresión directa contra la Policía autonómica, como lo reflejaba en su primera página del día siguiente el periódico de mayor tirada del país, “El Correo Español”, que titulaba: «El asesinato de Arcocha, primer ataque frontal a la Ertzantza».

Por su parte, “Egin” titulaba «Muerto en atentado el teniente coronel Carlos Díaz Arcocha», para precisar en el subtítulo que «Una bomba colocada en su coche acabó con la vida del jefe de la Ertzantza». Este periódico recogía así la doble condición de la víctima.

Como curiosidad en ambos diarios, la utilización del término «Ertzantza», con el que, sin embargo, el periódico clausurado se empecinó durante años por una disputa lingüística, incluso cuando institucionalmente y para todos los medios de comunicación quedó totalmente asentada la denominación «Ertzaintza».

En su reivindicación de la acción, efectuada mediante llamada telefónica el 9 de marzo, ETA quiso precisar que el atentado «va dirigido contra el Ejército de ocupación español y cualquier otra interpretación es errónea». Además de en sus comunicados, la organización armada insistió en el mismo argumento en una entrevista ofrecida en la televisión francesa FR3 el 21 de marzo.

Nacido en Bilbo en 1932, Díaz Arcocha era militar de carrera. Según recoge la “Gran Enciclopedia de España”, perteneció al arma de Infantería y a la X Promoción de la Academia General de Zaragoza. Trabajó para el Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid) y, posteriormente, estuvo destinado durante once años al «Sahara Español» con el cargo de capitán de la Legión. Al abandonar aquel puesto, fue destinado de nuevo al Cesid, en este caso en Gipuzkoa, donde permaneció hasta 1978, año en el que se incorporó al Regimiento de Sicilia, en Donostia. El 26 de noviembre de 1981 fue nombrado jefe de la Ertzaintza, lo que le dejó en la situación de supernumerario en destino de carácter militar.

En una entrevista concedida al Grupo Correo muchos años después, una de sus hijas, Teresa Díaz Bada, fundadora de Covite, dijo que la decisión de Carlos Díaz Arcocha de ponerse al frente de la creación de la Ertzaintza estuvo rodeada de «incomprensión, por parte de unos y de otros». «Sus compañeros militares le vieron como a un traidor, porque se creían que iba a montar una especie de policía separatista. Aquello lo vivió con tanta tristeza... Y el Gobierno Vasco, en manos del PNV, no le veía como ‘uno de los nuestros’».

TENÍA QUE SER MILITAR

En aquellos inicios, fue exigencia del Gobierno español que el máximo responsable policial del cuerpo recién creado tuviera rango militar. Este hecho tendría influencia igualmente en las circunstancias posteriores al atentado.

El 21 de marzo, la Consejería de Interior abrió expediente disciplinario al sustituto de Díaz Arcocha como superintendente de la Ertzaintza, el teniente coronel José Luis de Pablo Loizaga, por unas de- claraciones en las que denunciaba que los mandos militares de la Policía autonómica se encontraban marginados. Sin embargo, Luis María Retolaza, consejero de Interior, se mostró comprensivo al atribuir las palabras de De Pablo Loizaga «al lógico estado emocional provocado por la muerte de Carlos Díaz Arcocha».

Según recoge la enciclopedia sobre ETA de la editorial Txalaparta, a finales de marzo de aquel año, De Pablo Loizaga, en la carrera militar desde 1945, presentó su dimisión al consejero, quien la rechazó, por lo que se mantuvo en el cargo hasta 1991.

Sin embargo, ante esta situación, a tenor de lo recogido en la citada enciclopedia, el Gobierno español llegó a proponer a dos mandos policiales como posibles sucesores de Díaz Arcocha: Paulino García Díez, jefe de la Policía española en la Comunidad Autónoma, y José Lull Catalá, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Bilbo. Sobre este último, Eli Galdos, entonces viceconsejero de Interior, dijo: «A Lull Catalá personalmente lo nombraría con mucho gusto. Sé que sería un excelente jefe de la Ertzaintza. Pero conociendo su procedencia -añadió-, le haría un flaco favor, porque, si lo nombramos, sé que se lo intentarían cargar».

En unas declaraciones anteriores, las realizadas como reacción al atentado y la reivindicación del mismo por parte de ETA, Galdos quiso dejar sentado que «la muerte de Díaz Arcocha, aunque puede ser efectivamente un ataque al Ejército, como ellos dicen, es también un ataque directo a la institución que es la Ertzaintza, por mucho que ellos nos recomienden que no hagamos otra lectura que la suya».



[2010] Archivo de Lazkao, una joya revisitada

Cuando, en 1970, el benedictino Juan José Agirre se hizo cargo de la biblioteca del monasterio de los Benedictinos de Lazkao arrancó lo que, con el tiempo y su tesón, se ha convertido en el gran archivo de cuestiones vascas. Poco antes de su renovación y de la apertura de su nueva sede, Gotzon Aranburu y Conny Beyreuther la visitaban para un reportaje que salió publicado un día como hoy, en 2010. Por cierto, Aranburu debe ser uno de los periodistas y fotógrafos que más veces ha estado en este centro de documentación. Y si no es así, tal vez sí sea uno de los que más lo han disfrutado. En 2013, regresó y publicó otro reportaje; también una galería fotográfica.

Aquel reportaje, que hasta ahora no estaba en las redes, se titulaba “Archivo de Lazkao. De los incunables a Internet” y se adentraba en los dominios de aita Agirre antes de su «salto» a la nueva sede, en aquella época aún en periodo de montaje. Era antes de que se convirtiera en LBF (Lazkaoko Beneditarren Fundazioa). Por cierto, en Gaur8, en 2023, lo volvimos a visitar: porque el archivo de Lazkao siempre esconde algo que nos sorprende.