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CRISIS POLÍTICA EN IRLANDA

La salida de Varadkar, un nuevo traspiés para el Gobierno de Dublín

La dimisión del primer ministro irlandés, Leo Varadkar, sorprendió a propios y extraños. Recién llegado de la tradicional entrega del bol de shamrocks al presidente de Estados Unidos en Washington, nadie esperaba su salida de la política irlandesa en estos momentos después de resistir crisis e investigaciones sobre sus actuaciones durante su participación en el Gobierno.

(Jim WATSON | AFP)

Podría decirse que Leo Varadkar le ha disputado el título de Teflon Taoiseach a Bertie Ahern. Este es un título popular que se gana a base de superar crisis políticas con una actitud de «nada se pega, todo resbala». Ahern, al que internacionalmente se le admira y respeta por su papel en el proceso de paz irlandés, es recordado por la ciudadanía irlandesa por su admisión de tráfico de influencias y evidencia de prácticas corruptas durante su participación en el Gobierno de Dublín.

Varadkar pasará a la historia por su visión thatcherista de las responsabilidades del Estado para con sus ciudadanos y la filtración de documentos gubernamentales a sus amigos. Algunos apuntan a un posible escándalo en ciernes como el motivo de su dimisión, algo que el líder conservador se ha apresurado a negar, mientras que desde los medios cercanos a su partido se apunta a que su decisión venía fraguándose desde las navidades, pero que su salida antes de la visita oficial a la Casa Blanca no se consideraba una opción.

EL FALLIDO REFERENDO

Es posible que el fallido referéndum del 8 de marzo fuera la puntilla para Varadkar, sobre todo cuando parte del electorado apuntó a que las manifestaciones del ya Taoiseach en funciones fueron claves para oponerse a los cambios constitucionales propuestos por el Ejecutivo, que podrían haber movilizado un voto de castigo. Durante una entrevista a una semana de la votación, Varadkar afirmó que no consideraba que el Estado tuviera ninguna responsabilidad en el cuidado de sus ciudadanos más vulnerables, apuntando que en caso de que fuera necesario, él se haría cargo de sus familiares.

Las redes sociales ardieron, señalando que sus declaraciones eran la clave para interpretar el texto de una de las reformas constitucionales, que desde los grupos de personas con discapacidad ya advertían insinuaba la abdicación del Estado de esa responsabilidad para hacerla recaer en los familiares, a la vez que eliminaba de un plumazo los derechos de las personas vulnerables.

LA DESCONEXIÓN CON EL ELECTORADO NO ES NUEVA

Esta no es la primera vez que Varadkar, hijo de una familia de clase media alta, ha evidenciado su desconexión con gran parte del electorado. En 2018, en respuesta a los precios estratosféricos de la vivienda en Irlanda, aconsejó a aquellos que quisieran adquirir una vivienda que pidieran un préstamo «al banco papá y mamá», «emigren» o «vuelvan a casa de sus padres» para ahorrar.

Todo ello en medio de una crisis causada en parte por la carencia de vivienda social, que el Gobierno de su partido había dejado de construir en 2005.

En 2017, como ministro de Bienestar Social, Leo Varadkar mostró sus credenciales con una campaña en la que afirmaba que el Ejecutivo había ahorrado 500 millones de euros evitando fraudes cometidos por personas desempleadas, cuando la realidad demostró que el ahorro había sido de tan solo 40 millones.

Esta no ha sido la única ocasión en la que Varadkar ha sido económico con la verdad. En 2019 se hizo público que había filtrado un documento oficial sobre las negociaciones del contrato de los doctores de familia a un amigo que lideraba una organización rival a la que negociaba con el Gobierno, algo que inicialmente negó, pero finalmente se disculpó por ello. La decisión de la Comisión de Standards de Cargos Públicos de no investigar la filtración se encuentra hoy en día en los tribunales.

En su pasado más cercano se encuentra su oposición al matrimonio homosexual y a las adopciones por parte de parejas del mismo sexo (a pesar de ser gay), o expresiones contra la inmigración, a pesar de ser hijo de un inmigrante indio.

DEBACLE DE FINE GAEL

Todo ello ha cristalizado en el derrumbe de Fine Gael y de su perfil político en las encuestas de opinión, una caída que ya se había iniciado en 2019 y que se ha acentuado en el último año. Es importante recordar que Varadkar estuvo a punto de no ser elegido para el Parlamento irlandés en las elecciones de febrero de 2020. Quizás su dimisión es para evitar una salida forzosa ante la que ya se augura una derrota de su partido en las elecciones locales y europeas.