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DE REOJO

Ese mortificador goteo sin fin


Viendo la retransmisión de una etapa de la Volta a Catalunya en la montaña de Montjuïc he sentido un escalofrío al comprobar la devastadora sequía contemplada a pie de carretera con el testimonio de las cámaras de las motos y a vista de helicóptero. A estas alturas de marzo esa montaña debería estar de un verde exuberante y está de un marrón agosteño cerrado. El agua va a ser un problema mayor en los próximos años. Ahora es Catalunya donde se manifiesta su falta y con Barcelona a la cabeza como alarma máxima, pero la situación general es grave, terrorífica.

La duda razonable es si de verdad las diferentes administraciones, europea, española, autonómica, regional o municipal están tomando medidas y si saben con exactitud qué medidas tomar. Se hacen proclamas a bulto, pero se debería legislar de manera eficiente para que el deterioro general no abrumara. Todos debemos colaborar, los consumidores quizás seamos parte fundamental, pero existen informes fehacientes que hablan del porcentaje de agua que se pierde en las conducciones. El mal uso en regadíos, los desechos de las huertas y plantaciones que exceden sus producciones de lo que asume el mercado, la industria que consume agua potable para asuntos que no requerirían de ella y así hasta completar una retahíla de puntos negros en nuestro uso del agua.

Cuando se nos explica los litros de agua que se necesita para que nos comamos un kilo de aguacates o de carne de ternera no somos capaces de entender de manera total el asunto, es decir, nuestra responsabilidad directa.