18 JUIL. 2024 Presos palestinos liberados relatan un trato como «no humanos» Los últimos 14 presos palestinos liberados de las cárceles israelíes coincidieron en el relato que ofrecieron otros prisioneros hace dos semanas, sometidos a meses de torturas, humillaciones, privación de comida y maltrato «como no humanos», del que el Gobierno israelí alardea y que encarna la imagen cadavérica de Moazzaz Abayat. El preso Moazzaz Abayat, en el hospital, tras nueve meses en las prisiones israelíes. (Mosab SHAWER | AFP) GARA GAZA Catorce presos gazatíes liberados ayer tras meses en cárceles israelíes volvieron a relatar el infierno al que son sometidos los palestinos encarcelados, paralelo al que viven los habitantes del gueto que Israel ha creado en la Franja. «Nos han tratado de forma inhumana en las prisiones y nos han llamado perros. Nos han sometido a todo tipo de torturas, hambre y humillación», relató uno de los liberados, Nader Asaliya, a Al-Jazeera. Otro de ellos contó que varios reclusos han perdido los sentidos como resultado de la tortura y las descargas eléctricas a las que fueron sometidos. Mustafa Fayyad también señaló que fue privado de sueño y comida, y torturado más de una vez. Zakaria Abu al-Eish, preso durante 55 días, estuvo «esposado, con los ojos vendados, privado de dormir, sin descansar. Incluso la comida que nos trajeron era para animales. Si comes o no, a nadie le importa. Nos trataron como no humanos». A lo largo de este mes, Israel ha liberado y devuelto a Gaza a algunos presos palestinos, pero solo porque sus cárceles están ya saturadas. Alrededor de 9.700 palestinos están actualmente encarcelados por Israel, cientos de ellos bajo el régimen de detención administrativa (sin acusación ni juicio), y desde el 7 de octubre se ha multiplicado el número de arrestos. El pasado 1 de julio liberó al que fuera director del Hospital Al-Shifa (el más importante de Gaza), Mohamed Abu Salmeya, tras siete meses de prisión, lo que desencadenó un cruce de acusaciones tanto dentro del Gobierno como hacia el Shin Bet -el servicio interior de Inteligencia israelí-. El ministro de Seguridad Nacional, el ultra Itamar Ben Gvir, encargado de la gestión de las prisiones, llegó a asegurar que uno de sus principales objetivos es «empeorar las condiciones de los terroristas en las cárceles», y que «todo lo publicado sobre las abominables condiciones» de los cautivos es cierto». En 2023 propuso ir más allá y llegar al exterminio con una ley de pena de muerte para palestinos, aún en tramitación. Una de las imágenes que ha encarnado la crueldad de las torturas israelíes ha sido la de Moazzaz Abayat, que lucha por recuperarse en el hospital de Belén. «Regresé de entre los muertos», relata después de nueve meses en detención administrativa. «PARECÍA UN MUERTO» Su figura antes de su arresto era la de un corpulento y musculoso hombre de 37 años, con el cabello muy corto, que pesaba entre 100 y 110 kilos. En el hospital de Belén, la báscula marca ahora 54 kilos. Presenta un rostro demacrado, piernas esqueléticas, barba larga y cabello desgreñado. «Cuando lo vi, parecía un hombre muerto. Solo su alma aún vive en él. Ya no me reconoce, está desorientado, su estado de salud es mínimo», afirmó su padre, Khalil Abayat, al recibirlo. Este carnicero profesional fue detenido el 26 de octubre sin saber por qué. «Me arrestaron en mi casa, no entre combatientes, sino rodeado de mis hijos y mi esposa embarazada», recuerda. De prisión salió un hombre frágil, cojeando, con la mano derecha paralizada y apoyado en otro hombre para poder caminar. «Salí del Guantánamo del Neguev (la prisión militar de Sde Teiman), donde se practican las torturas más intensas contra prisioneros indefensos, encadenados y enfermos», afirma. Habla de «golpes con porras, cadenas de hierro y otras torturas». Y mostrando sus piernas huesudas, dice que le duele por todos lados. «Nos daban de 10 a 12 alubias con repollo a las siete de la mañana y teníamos que esperar hasta la cena» para otra comida, añade. Encadena frases y ha olvidado cosas, pero acierta a decir que «salí de una pequeña prisión a la gran prisión» de la ocupación israelí. Netanyahu defiende su estrategia de «presión» Después de los 81 muertos y 198 heridos de una jornada marcada por los bombardeos contra la «zona humanitaria» de Al-Mawasi y una escuela de la ONU en Nuseirat, Israel mató a otras 11 personas en un ataque en la Escuela de El Cairo, en el occidental barrio de Rimal de Ciudad de Gaza y siguió bombardeando las áreas occidentales de la capital gazatí, el centro de la Franja al que ha desplazado a la población, o Jan Yunis aumentando al lista de muertos. La Unrwa denunció que «al menos ocho escuelas han sido atacadas en los últimos 10 días. A la vez, en un acalorado debate en el Parlamento, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, defendió su estrategia de «presión, presión y más presión», en la Franja de Gaza y reprochó a sus críticos que la cuestionen, subrayando que presionarlo a él no servirá de nada. Las familias de los israelíes prisioneros en Gaza cargaron también contra Netanyahu, quien dijo en una reunión gubernamental que «no deberían estar estresados» ya que «los rehenes están sufriendo, pero no muriendo», según una filtración publicada por el portal de noticias Ynet. GARA