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El arte en alquiler


Uno de los negocios vinculados al mundo de la cultura y las artes es el alquiler de obras de arte pictóricas o esculturales por parte de entidades, organismos y particulares. Se trata de obras de alta cualificación o, dicho en lenguaje adecuado, de alta cotización, firmas relevantes cuyas piezas pueden estar valoradas hasta en millones de euros que algunos especialistas ponen en alquiler por precios desorbitados para el común de los mortales, pero que para grandes empresas, entidades bancarias o millonarios es una forma de decorar sus sedes o mansiones, sin tener que hacer un desembolso exagerado de una vez, teniendo, además, la posibilidad de rotar, para que sus amistades o sus clientes vean su poderío en forma de obras cambiantes de firmas de prestigio internacional. En un sistema capitalista, donde el arte forma parte de los signos externos de poder económico, parece una buena solución, pero viene a confirmar que se trata de material especulativo, mercancía, por lo que nos induce a reflexionar sobre el arte, la cultura democrática, los bienes comunes o esta privatización que responde a otros valores mecantiles que se alejan de lo esencial y cultural. Se está infectando todo el mundo cultural de estas ideas de mercado. La belleza en alquiler.