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EL INFIERNO EN GAZA INCENDIA ORIENTE MEDIO

Mucha basura y poca agua: la crisis de higiene en Gaza

Mientras las negociaciones para alcanzar una tregua se retoman en Egipto, en Gaza la basura se acumula en enormes vertederos y los problemas de salud como dermatitis, hongos o alergias crecen. Comprar un bote de champú cuesta hasta 40 dólares, un reflejo de la dificultad para mantener una mínima higiene en el enclave.

La basura se acumula enen en el campo de desplazados de Maghazi, en la Gobernación de Deir al-Balah, centro de Gaza. (Anas BABA | AFP)

Los vertederos colindan con los campamentos donde miles de gazatíes sobreviven hacinados y un simple bote de champú puede costar hasta 40 dólares. Allí, las dificultades para mantener la higiene básica están causando un aumento de problemas de salud como dermatitis, infecciones por hongos y alergias.

En los centros médicos de Gaza «gran cantidad de enfermedades están relacionadas con la diarrea o con la piel, totalmente conectadas con la falta de higiene», explica a la agencia Efe Raphael Macieira, que trabajó como responsable de higiene y saneamiento de Médicos Sin Fronteras en el encalve.

La falta de higiene y saneamiento, y también de vacunas, ha provocado el retorno de la polio al enclave tras 25 años erradicada, con un primer caso detectado hace una semana en un bebé de diez meses cuya vida corre peligro; mientras que un brote de hepatitis A afecta a más de 40.000 gazatíes.

Durante su primera rotación, entre marzo y abril, Macieira vivía en Rafah, que llegó a albergar 1,4 millones de desplazados y era el lugar desde el que operaban la mayoría de organismos humanitarios. Todo cambió con la ofensiva israelí de mayo, que supuso el cierre del paso fronterizo hacia Egipto y obligó a más de un millón de gazatíes a buscar refugio en la costa, en un puñado de zonas atestadas de tiendas de campaña a las que Israel se refiere como el «área humanitaria» de Mawasi, Khan Yunis o Deir al Balah.

En la segunda de sus rotaciones, a finales de julio, Maciera se encontró con «un mundo distinto»: «Cuando estuve la primera vez, Rafah había sufrido ataques, pero aún se apreciaba que era una ciudad, con edificios relativamente intactos donde se alojaban muchas familias». Ahora, con la mayoría de la población apiñada entre Khan Yunis (sur) y Deir al Balah (centro), apenas quedan estructuras en pie, la basura se acumula en los campamentos y los niños rebuscan en vertederos para encontrar comida o trozos de papel y plástico que usar como combustible.

«BASURA POR TODA GAZA»

La acumulación de basura es uno de los problemas que más preocupan a Macieira. «Ves basura por toda Gaza», cuenta con resignación. Antes de la guerra, solo había una compañía encargada de la gestión de residuos. Hoy sigue operando pero sin apenas camiones ni combustible.

Macieira teme un pico de transmisión de enfermedades cuando vuelvan las lluvias al enclave, ya que toda esa basura amontonada en los vertederos acabará por contaminar el suelo y los acuíferos. Aquí radica uno de los problemas más grandes a los que se enfrenta el devastado territorio palestino. Todo el agua subterránea que se puede conseguir en Gaza es salada, por la proximidad del Mediterráneo. Para usarla, los gazatíes dependen de plantas desalinizadoras para las que siempre falta el combustible.

«La gente se pelea por el agua», explica Macieira, ya que conseguirla es cada vez más complicado y su falta tiene efectos casi inmediatos.

SIN AYUDA, SIN TREGUA

Desde el cierre del paso de Rafah, la ayuda humanitaria ha entrado en el enclave con cuentagotas, y las ONG apenas tienen recursos para recoger lo poco que sobrevive a las inspecciones israelíes. Jabón, cubos, mangueras o bidones son algunos de los artículos que no pasan los controles, todos ellos esenciales para el funcionamiento de hospitales o la higiene personal..

La nueva ronda de negociaciones iniciada ayer en El Cairo entre las delegaciones de Israel, EEUU y Egipto para lograr una tregua en Gaza incluye un aumento de la ayuda humanitaria. Sin embargo, las reticencias del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a que el Ejército sionista abandone el corredor de Filadelfia, que conecta Gaza con Egipto, siguen siendo el principal obstáculo para alcanzar un acuerdo. Hamás no participa en las conversaciones dado que se aferra a una anterior propuesta que ya aceptó y fue anunciada por el presidente estadounidense Joe Biden.