GARA Euskal Herriko egunkaria

Una cadena de ataques insurgentes deja decenas de muertos en el este de Baluchistán

El Ejército de Liberación Baluche (BLA) reivindica la autoría de la mayor cadena de ataques contra las fuerzas de seguridad pakistaníes en años. Las réplicas llegan hasta China, que ve peligrar sus intereses a orillas del Índico.

Guerrilleros baluches, en algún lugar de las montañas de Baluchistán. (Karlos ZURUTUZA)

En la noche del domingo al lunes se encadenaron numerosos ataques a supuestos objetivos de las fuerzas de seguridad pakistaníes: desde bloqueos de las carreteras principales hasta el asedio a un cuartel del Ejército pakistaní, pasando por el asalto a una comisaría de policía, así como numerosos intercambios de fuego en distintos puntos del territorio.

Si bien fuentes oficiales apuntaban a al menos 66 muertos, el BLA (Ejército de Liberación Baluche) subía la cifra hasta 130 en un comunicado emitido durante la tarde de ayer. En el mismo, se reivindicaba la autoría de la cadena de ataques como parte de la llamada Operación Herof («tormenta» en baluchi).

El asalto al cuartel de Bela (a 500 kilómetros al sur de Quetta, la capital provincial) duró 18 horas y se saldó con 68 militares muertos, siempre según informaciones del BLA. Según dichas fuentes, habría sido llevado a cabo por la Brigada Majeed, una célula formada en 2018 que se caracteriza por ataques suicidas, muchos de ellos contra objetivos chinos vinculados a la construcción del puerto de aguas profundas de Gwadar y al corredor energético y comercial que Pekín pretende levantar desde su territorio hasta el Índico. La Brigada Majeed también se desmarca del resto de grupos insurgentes baluches por incluir mujeres entre sus cuadros. Fuentes del BLA apuntaban que uno de los dos «mártires» de la operación habría sido precisamente una mujer.

En cuanto el bloqueo de las carreteras, este se produjo tras un llamamiento del BLA a que la población se mantuviera alejada de la autopista que conecta Baluchistán con la provincia de Punyab. A través de varios checkpoints móviles, los guerrilleros pararon el tráfico y extrajeron a supuestos «agentes de paisano». 62 de ellos habrían sido ejecutados.

No es la primera vez que el BLA recurre a esta estrategia ni tampoco el único grupo insurgente baluche que lo hace. El BLF (Frente de Liberación Baluche) también ha conducido acciones de este tipo en el pasado: se da el alto a vehículos privados y autobuses, se pide la documentación y se retiene o ejecuta a aquellos que, según los insurgentes, pertenecen a las fuerzas de seguridad o colaboran de alguna manera con el aparato pakistaní, desde altos funcionarios a trabajadores de la construcción en zonas tan sensibles como Gwadar.

AGRAVIOS

Con una superficie equivalente a la del Estado francés y un subsuelo rico en recursos, la tierra de los baluches permanece dividida entre las fronteras de Irán, Pakistán y Afganistán, países en los que ocupan las provincias más castigadas por la pobreza y el subdesarrollo.

Que la sorpresiva acción se lleve a cabo precisamente en estas fechas tiene un alto valor simbólico. Fue el 26 de agosto de 2006 cuando la fuerza aérea pakistaní mató a Nawab Akbar Khan Bugti, líder tribal de la tribu de los Bugtis así como uno de los dirigentes históricos baluches, en el bombardeo de su base en las montañas.

Aquel fue uno de los desencadenantes de un nuevo repunte insurgente en Baluchistán desde que Pakistán se anexionara por la fuerza el territorio, en marzo de 1948.

El ataque también se produce a los pocos días de que Pakistán sofocara con violencia en Gwadar una de las mayores manifestaciones en la historia de este pueblo. Decenas de miles de personas acudieron desde todo el territorio a la localidad costera tras la convocatoria lanzada por Mahrang Baloch, una médica de 31 años que se ha convertido en el rostro más visible de la resistencia civil baluche.

Con una economía colapsada y altamente dependiente de la inversión china, acciones armadas como esta última vuelven a poner en entredicho la capacidad de Islamabad de garantizar los intereses de Pekín a orillas del Índico. En la primavera de 2023, China ofreció a Pakistán un paquete de medidas para aumentar la seguridad que incluían el despliegue de sus propias agencias de seguridad en la zona y entrenamiento para las fuerzas pakistaníes, así como la «bunkerización» de sus instalaciones en el puerto de Gwadar. Fue en marzo de este año cuando se completó la construcción de un muro que impide la libre circulación a la ciudad costera.

Al cierre de esta edición, el BLA anunciaba en un nuevo comunicado el fin del bloqueo de las carreteras y daba por concluida una operación que calificaba de «exitosa».