08 SEPT. 2014 EDITORIALA Antes o después, la primavera siempre llega EDITORIALA Adiez días de que se celebre el referéndum sobre la independencia en Escocia, el voto favorable se posiciona por primera vez por delante del contrario, según indica una encuesta realizada por YouGov. Este dato supone un incremento de cuatro puntos en el apoyo al «sí» desde el último sondeo de esta empresa, realizado entre el 28 de agosto y el 1 de setiembre; mientras que la oposición a la independencia ha caído del 53 al 49%. De esta forma, se consolida la tendencia visualizada en las últimas semanas, siempre favorable al independentismo, algo a tener en cuenta de cara a la consulta del próximo día 18. Pero más allá de la decisión final que adopten en Escocia, el punto de mayor interés estratégico en todo este proceso es que sus ciudadanos van a tener la oportunidad de decidir libremente sobre su futuro. Una cuestión que en Euskal Herria y Catalunya, donde se asiste con especial cercanía y atención a lo que allí ocurre, se presenta como un camino lleno de baches. Y es así porque el Gobierno español sigue atrincherado en su política de negación, obcecado en el objetivo de no dejar que nuestros dos pueblos ejerzan su derecho a decidir. Ésta es la diferencia fundamental entre los procesos de Catalunya y Escocia, que en el caso de este último Gran Bretaña ejerce su campaña de oposición a la independencia desde una postura de respeto democrático tan firme como su rechazo a la emancipación. Aun así, tanto Catalunya como Euskal Herria han demostrado que existe una amplia masa social que apuesta por una vía soberanista al margen de lo que diga Madrid, y que fija su próxima estación en el ejercicio ineludible del derecho a decidir. La sociedad catalana se enfrenta el jueves a una importante cita en esa dirección, pues la Diada quiere fijar el punto de no retorno hacia la consulta. En nuestro país, Amaiur señalaba ayer que es cuestión de tiempo que Euskal Herria decida sobre su futuro, una convicción que se fundamenta en la constatación histórica de que no hay nada ni nadie capaz de parar a un pueblo en marcha. Puede tardar más o menos, pero la primavera siempre llega.